lunes, 11 de febrero de 2013

antisistema ,anarquismo y escuela libertaria


El Dr Julio de Antón señala en su Tesis doctoral “EL sentido de la violencia escolar” al anarquismo como una de las teorías que sustentan a los antisistemas ,añadiendo  en referencia a las teorías anarquistas sobre educación que éstas fueron sostenidas por los anabaptistas, en el siglo XVI, y puritanos ingleses del XVII, y luego en el XVIII por el sacerdote Jean Meslier. Sus raíces se encuentran en la pedagogía anarquista que postula una educación integral, racional, libertaria y mixta. Tolstoi, Ferrer Guardia, Nelly y Roger son sus máximos exponentes y los iniciadores/precursores del antiautoritarismo expresado en las escuelas, en la educación y en las calles.

 En este orden J.J. Rousseau preconizó el estado natural, anteponiendo sentimientos y sensibilidad al conocimiento frío, y considerar a la libertad como un derecho natural, vinculado a la igualdad. Mas tarde, Dejas, junto con Bakunin y Kropotkin, marcarán la pauta de lo que sea el anarquismo libertario en el terreno educativo y político.

La pedagogía libertaria rechaza a la escuela por considerarla un instru-mento de alienación, capaz de imponer determinadas ideas que fluyen del poder, y que frenan la sed de libertad e iniciativas. La pedagogía libertaria aboga por una escuela que no sea instrumento de represión, laica, capaz de transformar las conciencias para el logro de la libertad. En esta línea la educación propende el uso de los sentimientos y el conocimiento de la sexualidad, observación de la naturaleza, prácticas higiénicas y libertad de experimentación, desterrando de la escuela todo aquello que no pueda ser observado, experimentado o validado científicamente.

Ferrer Guardia, anarquista barcelonés (1855-1909) propugnó la liberación de la ignorancia de niños y adultos a través de la “escuela moderna”, con carácter racionalista y científico, donde la libertad era el propósito funda-mental, espacio donde se erradicaba cualquier imposición o arbitrariedad, y se suprimían exámenes, calificaciones, premios, castigos, que favorecen la desigualdad, eliminando así el espíritu competitivo .

Una experiencia libertaria es la “antiescuela” con la pretensión de ser la más democrática de las instituciones educativas. En principio no exige exa-men de admisión,  niveles de conocimientos, no cobra matrículas, es gratuita y es el lugar donde el plomo aprende a flotar y el corcho aprende a hundirse, donde las tortugas aprenden a volar y las nubes aprenden a arras-trarse por los caminos.

Iván Illich,  en el marco de la teoría libertaria, es el padre de la educación desescolarizada, en el sentido de que sienta el principio de que la escuela de hoy es una institución anacrónica, que no se ajusta a las velocidades de los cambios, y que solo sirve para dar estabilidad y proteger la estructura de la sociedad que la produjo.

Iván Illich manifestó que la escuela es una vieja y gorda vaca sagrada a la que critica por preparar y adiestrar a una elite, favoreciendo el fascismo,   además, por su estructura centralizada, burocracia interna, rigidez y desi-gualdades que encubre.

Entre 1970-73, Iván Illich impregna su discurso educativo sobre cuatro pre-misas:

A)     La educación universal por medio de la escuela no es viable.

B)      La educación universal no se producirá por nuevas actitudes de los maestros, o por la proliferación de nuevas herramientas y métodos.

C)      La burguesía educacional debe revertir en el logro de las antitesis institucionalizadas.

D)     No sólo hay que desescolarizar las instituciones del saber, sino tam-bién el ethos de la sociedad.

Iván Illich sostiene que el prestigio de la escuela como proveedora de ser-vicios educativos de calidad descansa en una serie de mitos, entre otros los que siguen:

A) El mito de los valores institucionalizados, en el sentido de produce-ción de aprendizajes que demanda el mercado social, postulando Illich que el aprendizaje es la actividad humana que menos manipu-lación de terceros necesita, que no es el resultado de la instrucción, sino de la participación de los educandos en el contexto de un entor-no significativo.

B) El mito de la medición de valores, aportando Illich que los valores institucionales no son medibles, como es el caso del desarrollo perso-nal.

C) El mito de los valores envasados, mediante los cuales la escuela ven-de curriculum. En esta concepción el profesor es percibido como un distribuidor que entrega servicios acabados al alumno-consumidor.

D) El mito del progreso eterno, mediante el cual se implementan curri-culum y diplomas. La ruptura pondría en juego el sistema económi-co.

Iván Illich ,en 1974 ,escribe sobre “Convivencialidad” donde trata de las instituciones que se caracterizan por su vocación de servicio a la sociedad, por la participación voluntaria en ella de todos los miembros de la comunidad y afirma que convivencia es la sociedad en la que el hombre controla la herramienta. Illich afirma que un sistema educativo debe pretender tres objetivos:

1º.- Proporcionar a todos los que quieran educarse de todos los recursos.

2º.- Dotar a los que quieren enseñar y compartir con los que quieren aprender.

3º.- Dar la oportunidad a cualquiera para presentar sus argumentos.