domingo, 21 de diciembre de 2008

FRANCO , SISTEMA POLICIAL,1936-1947

El 1 de enero de 1938, se emite una Orden General extraordinaria, editada en Valladolid donde figura como máximo responsable policial el Comisario General de Seguridad Interior, que así se denomina el máximo Organismo Policial, siendo nombrado para el cargo José Medina Santamaría, que en su alocución a los policías reitera los conceptos de disciplina y obediencia, y no apartarse del Reglamento provisional de 25 de noviembre de 1930, editado por Mola. Esta Comisaría General de Seguridad Interior, rubrica en otras Órdenes Generales en calidad de JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DEL ESTADO ESPAÑOL, y también como JEFE DEL SERVICIO NACIONAL DE SEGURIDAD, todas ellas emitidas en Valladolid, disponiendo el máximo interés en recuperar objetos relacionados con la masonería.

En la Orden de 31 de marzo de 1938, el Ministerio se denomina de Orden Publico y definitivamente la Policía se etiqueta como Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad, disponiendo que se practiquen informaciones rigurosas respecto de policías evadidos a efectos de depuración, advirtiendo a todos los funcionarios la obligación de remitir datos favorables o desfavorables mediante declaraciones juradas a los Comisarios instructores que se designen para instruir aquellas conductas.

El 14 de octubre de 1938, la Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad, acepta la distinción de Hermano Mayor Honorario de la Cofradía de Cultos y Procesión de Jesús el Rico, procesionable en Málaga, disponiendo que se ejecute Guardia de Honor por los Cuerpos policiales.

En septiembre de 1938, se organiza la Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad y se restablece la Escuela de Policía Española, creando una serie de cátedras que saldrán a concurso. La estructura del Centro Directivo en Secciones es la que sigue: Justicia; Administración y Contabilidad; Personal de Investigación y Vigilancia; Orden Público; Salvoconductos, Extranjeros y Fronteras; Antimarxismo; Información, Antecedentes y Archivo Central; Gabinete Central de Identificación; Personal de Seguridad y Asalto; Parque Móvil y Radiotelegrafía; Brigada Político-Social; y Brigada Móvil que integra los Grupos de Ferrocarriles, de Investigación Criminal y de Extranjeros.

En marzo de 1939, el Ministerio de Orden Público pasa a denominarse de Gobernación, y desde Valladolid, la Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad, ordena crear un embrión policial que constituya la Jefatura Superior de Policía de Madrid, disponiendo crear una columna de orden y Policía de ocupación en Madrid, a efectos de intervención de locales y requisas de edificios para establecer servicios mínimos, así como traslado de Jefes de Secciones, entre otros los de la Brigada Político-Social y Brigada Móvil.

Por Decreto de 8 de agosto de 1939, La Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad, se denominará en lo sucesivo Dirección General de Seguridad, emitiéndose el 8 de septiembre de 1939 en Orden General extraordinaria, esta nomenclatura. Por una Ley de 9 de septiembre de 1939, que establece funciones depuradoras a FET y de las JONS, se dispone que las Autoridades al hacer a los inculpados las preguntas generales de la Ley, se añadan a ellas, si pertenecen o no al Movimiento de FET y de las JONS, así como en el caso de pertenencia, categoría que ostentan y lugar de adscripción.

En septiembre de 1939, el Centro Directivo se estructura en los órganos que siguen:

• Secretaría General
• Secretaría de Mando y Coordinación entre las Comisarías Generales y la Inspección General de las Fuerzas de Policía Armada y de Tráfico; así como coordinación con FET y de las JONS.
• Comisaría General de Orden Publico.
• Comisaría General de Fronteras.
• Comisaría General de Identificación que establecerá el Carnet de Identidad.
• Comisaría General de Investigación Social.
• Inspección General de las Fuerzas de Policía Armada y de Trafico.
• Jefaturas Superiores que se establezcan.

En octubre de 1940, se recuerda la importancia y significado del saludo nacional, disponiendo que los funcionarios del Cuerpo de Investigación y Vigilancia saluden a sus superiores con el brazo en alto, la mano abierta y extendida con todos los dedos unidos, formando con la vertical del cuerpo un ángulo de 45º, y en igual forma saludarán las Fuerzas de Policía Armada cuando vayan sin armas. En fecha inmediata la Orden General de 9 de noviembre, participa la satisfacción en la Policía española por la visita a España del Reich Furer y Jefe de la Policía Alemana Heinrich Himler, que visitó las plantillas de Madrid, Barcelona, Burgos, Guipúzcoa y Toledo. Más tarde, por la Ley de 22 de febrero de 1941, se otorga un fuero especial a todas las autoridades y responsables, a nivel nacional, provincial y local, de FET y de las JONS, mediante la cual no podrán ser detenidos por la Policía Gubernativa, a no ser en flagrante delito.

La Ley de 8 de marzo de 1941, crea la POLICÍA ARMADA, que será nutrida por los Cuerpos de Seguridad y Asalto. Esa Ley reorganiza los Servicios de Policía, marcando el objetivo de la misma en el sentido de vigilar a los enemigos de España, por lo que se crea una Policía política. Crea esta Ley el CUERPO GENERAL DE POLICÍA, que sustituye al Cuerpo de Investigación y Vigilancia. El Cuerpo uniformado policial se denominará Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico. En el artículo 26, se crea la Escuela Superior de Policía para acceso a la Escala Superior; y la Escuela General de Policía para la subalterna y Policía Armada.

En mayo de 1941, la Orden General número 1220, se hace eco del problema de acaparamiento, desabastecimiento y estraperlo que existe en España, y que “ha tocado a la Policía”, manifestando que en la práctica algunos Policías se benefician con la reventa de material ocupado, disponiendo en consecuencia la obligación de entrega de actas o recibos por cualquier decomiso efectuado; y posteriormente, en junio, habiéndose comprobado que algunos policías atienden a otras actividades simultáneas de “habilidades particulares”, se ordena cesen en las mismas, citando entre otras aquellas referentes a representaciones, actos de gestión, comerciales, informes privados, etc.

Son temas preferentes y de interés policial, aparte de los considerados anteriormente en el transcurro de los años cuarenta y cuarenta y uno, la moralidad social, el ejercicio de las buena costumbres, evitación de la obscenidad, persecución de la blasfemia, y el tema del menor, sobre el que se instruyen numerosas medidas y controles, colaborando muy estrechamente la Policía con los Tribunales Tutelares de Menores; y muy especialmente todo aquello referente a la “mujer extraviada”.

En agosto de 1941, es tan apremiante la necesidad de personal en las plantillas policiales que se prescinde de oposición, utilizando el recurso de selección, entre oficiales provisionales y de complemento del ejército, que luego se extenderá a miembros de FET y de las JONS, excautivos, excombatientes españoles y cualquiera que fuere herido con ocasión de la guerra contra la República.

En septiembre de 1941, se organiza y se dan cometidos a las Jefaturas Superiores de Policía, determinando sus jurisdicciones y atribuciones completas, disponiendo, por primera vez, que los Comisarios Generales de la Dirección General, dentro de sus competencias podrán dar órdenes a los Jefes Superiores de Policía, que dispondrán a su cumplimiento.

En 1942, por Ley de 30 de diciembre de 1941, se refunden en las Comisarías Generales de Orden Público y Político-Social las cuatro creadas en fechas anteriores, que pasarán a depender de la Secretaría General, quedando integrada la Junta de Seguridad por el Director, Secretario General, Inspector General de las Fuerzas Armadas y de Tráfico, las dos Comisarías Generales y el Asesor Jurídico.

La situación anormal por la que atravesó España en el transcurso de la Segunda República y el padecimiento de la Guerra de Europa, exige, en 1942, en relación a los pasaportes “ordinarios”, que se expidan sólo a personas que de forma indubitada conste la adhesión al Movimiento Nacional y el afecto al nuevo Estado. En este año se crean las Inspecciones de Servicio del Cuerpo General de Policía en las sedes de las seis regiones policiales, pudiendo visitar las plantillas sin previo aviso, a efectos de dar instrucciones, y también corregir errores.

El nuevo espíritu del Régimen llega a tal consideración que en marzo de 1942, con ocasión de ejecutar la Ley reorganizadora de la Policía de 8 de marzo de 1941, el Centro Directivo dispone cara a una pretensión de eficacia policial que el Movimiento entre en los Servicios policiales de forma que queda garantizada la adhesión inquebrantable de los policías al Movimiento, llegando al punto de que se dispone que la Milicia de FET y de las JONS participará en la ejecución de los servicios policiales cuando así sea requerida por la Policía.

Un Decreto de 14 de octubre de 1942, declara la situación de disponible forzoso en la Policía, por innumerables motivos, quedando al arbitrio de la Superioridad tal situación, creando un problema muy serio en el Cuerpo Policial. El motivo esencial de esta declaración arbitraria se dice que no supone sanción o prejuicio, sino una mayor posibilidad de recursos de personal sin trabas reglamentarias.

Una Orden de 14 de diciembre de 1942, dice que la Guardia Civil, por la última reorganización de 1940, aparte de las competencias propias de resguardo fiscal y Policía Judicial, tendrá el carácter, todo su personal, de AGENTES DE LA POLICÍA GUBERNATIVA, disponiendo en consecuencia su dependencia del Ministerio de la Gobernación, de los Gobernadores Civiles y del Director del Cuerpo.

En 1943, se crea y organiza el CUERPO DE POLICÍA AUXILIAR DE DEFENSA PASIVA, con el objetivo de adiestrar a personas en la vigilancia del tráfico, orden publico, prevención de sabotajes, saqueos, robos y pillajes, vigilancias de locales abandonados, oscurecimientos y alarmas aéreas, bombardeos e incendios. Este servicio será gratuito por dos años renovables, siendo requisito imprescindible de selección carecer de antecedentes desfavorables a FET y de las JONS, que certificará su adhesión al Movimiento. Los Jefes Superiores Policiales, tendrán la denominación de Inspectores Provinciales de este Cuerpo, siendo éstos los que movilizarán en casos de desórdenes públicos; y el Director General tendrá la denominación de Inspector General del Cuerpo Auxiliar de Defensa Pasiva.

Para ser Policía del Cuerpo General en 1943 se exigía conocer el Reglamento Orgánico de la Policía; orden público; derechos de reunión y asociación; Ley de imprenta; pasaportes, cartas de identidad y extranjería, armas; establecimientos y hospederías; prendas y compraventa; espectáculos públicos; y vagos y maleantes. En este año, se reglamenta el uniforme para el personal de Cuerpo General de Policía en sus dos Escalas.

En 1944, se crea la figura del Delegado de la Autoridad Gubernativa para los espectáculos deportivos, siendo éste un funcionario de la Escala Técnica del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, en ese momento Cuerpo General de Policía. Este Agente tendrá a sus órdenes a todos los agentes y guardas de servicio y coordinará los delegados federativos. En este año, se crea el Documento Nacional de Identidad, que sustituye a la Cédula Personal como documento de identificación, siendo competente para organizar, dirigir y administrar la Dirección General de Seguridad.

En 1945, se crea la Jefatura Superior de Policía de Granada, con organización similar a las ya creadas; se convocan 600 plazas en le Cuerpo de Policía Armada y Tráfico para los licenciados en el ejército debiendo presentarse a la Academia Especial de Policía Armada de Zaragoza; y se derogan todas las disposiciones que obligaban en la Policía a saludar con el brazo en alto con la palma de la mano abierta, aduciendo entre otras razones, que la Segunda Guerra Mundial ha interpretado torcidamente este saludo, acorde con el texto de la Orden General, de recio abolengo ibérico, con un valor y carácter que no representa; y se armoniza la Ley de Orden Público de 1933 con el Fuero de los Españoles, que es una norma fundamental del Régimen.

En 1946, los opositores al Cuerpo General de Policía tienen que acreditar mediante certificados la adhesión al Régimen, y se hace extensivo al Cuerpo Auxiliar de Oficinas de la Dirección General de Seguridad; por primera vez, se establece de forma reglamentada un Servicio de Vigilancia en los establecimientos bancarios creando así una seguridad privada, al punto que estos empleados de seguridad en el ejercicio de sus cargos tienen carácter de Agentes de la Autoridad; la concepción de Ceuta y Melilla es de entidad internacional, obligándose a los españoles peninsulares para que se provean, cuando se dirijan a esas ciudades, de visados de salida y pasaportes; y se fusiona en el Cuerpo General de Policía, el Cuerpo de Policía de la Zona del Protectorado de España en Marruecos.

En 1947, se adjudica la fabricación del modelo oficial del Documento Nacional de Identidad con unas bases y la Policía es felicitada por su eficaz servicio integral, con ocasión de la visita oficial de Eva Perón a España, que visita varias poblaciones y apoya al Régimen.

FRANCO Y LA POLICIA 1936-1947

El 16 de febrero de 1936, alrededor de un 70% del electorado acudió a las urnas para elegir a 472 diputados. Comparando los datos con 1933, la izquierda pasó de 97 a 264 diputados; el Centro disminuiría de 174 a 64 diputados; y la derecha descendería de 201 a 144 escaños. En términos de votos, el Frente Popular obtuvo 4.356.559 votos, mientras que el Bloque Nacional obtendría 4.570.744 votos. Portelistas, progresistas, independientes del Centro recibieron 340.073 votos; y los nacionalistas vascos 141.137 votos. El resultado de las elecciones, demostró que la CEDA era la fuerza política más entroncada en León y las dos Castillas; perdiéndose Madrid que pasaría a la izquierda, junto a las grandes ciudades, entre otras, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Sevilla, Málaga, Valencia y Murcia. Las Baleares se mantenían como feudo de March, en tanto que Ceuta y Melilla se inclinaban a la izquierda. Las Palmas de Gran Canaria pasó a la izquierda y Tenerife a la derecha. El viejo centro liberal conservador de Lerroux y Cambó, quedó derrotado.

La victoria del Frente Popular estalló en la misma noche del 16 de febrero en diversas zonas del país, promovidas por la CNT que obligó a Portela Valladares a declarar el estado de alarma, abandonando los cargos numerosos Gobernadores Civiles. Portela recibiría ofrecimientos de José Antonio Primo de Rivera, de Gil Robles, de Calvo Sotelo y del General Franco a fin de que proclamara el Estado de Guerra. El día 20 de febrero, Azaña se vio obligado a formar un Gobierno provisional Republicano, esencialmente de izquierdas y en nombre del Frente Popular.

A mediados de marzo, José Antonio Primo de Rivera, es encarcelado y la Falange, proscrita, pasando a la clandestinidad, incrementando su violencia, y atrayendo a sus filas a un número inconmensurable de japistas, movimiento juvenil de la Ceda. En estos momentos, la tensión entre José Antonio y Franco era irreconciliable, negándose José Antonio a formar candidatura en Cuenca junto a Franco, por un comentario insultante realizado por el General respecto de su padre, con ocasión de la guerra de Marruecos.

España, desde febrero a julio, estaba convulsionada, y era creencia generalizada en todos los partidos la existencia de un desorden, pidiéndose por los políticos, con urgencia, garantías de la vida en la calle y advirtiendo de la disolución social y del enfrentamiento inevitable, dividiéndose incluso respecto de actuaciones el liderazgo socialista, unos, como Largo Caballero, que mantenía el principio de la lucha revolucionaria, y otros, como Indalecio Prieto que recomendaba continuamente el sosiego, tranquilidad y orden, no consintiendo una República basada en la anarquía y un ideario libertario. Largo Caballero denunciaría a Prieto como persona que “no sentía las ideas socialistas”. Largo Caballero estaba soportado por la UGT, la Juventud Socialista y la Agrupación Socialista Madrileña. Prieto aventajaba a Caballero debido al control que realizaba en el partido y la dirección del Socialista. En estos meses el resultado es desorganización, odios, indisciplina social, disgresión, a lo que se añade el alimento que hacía Casares Quiroga, Presidente del Gobierno, que reiteradamente manifestaba su odio a la derecha, etiquetándola de fascista, lo que permitió cohesionar más al bloque nacional, que ya agrupaba a todos sus líderes en la idea de alzarse contra la República.

Calvo Sotelo en un debate del 16 de junio, anunció que él participaba de la idea de un Estado fascista e hizo un llamamiento para que el ejército se sublevara contra el Gobierno Republicano, tomando así una clara posición de líder político de la sublevación, siendo advertido por la citada declaración, de la posibilidad de un atentado, hecho que se evidenciaría inmediatamente por su asesinato, ocurrido el 13 de julio y realizado por Guardias de Asalto, aunque liderados por dos Capitanes de la Guardia Civil, que eran estrechos colaboradores de la extrema izquierda. Al momento surgieron movimientos políticos y especialmente militares, entre otros, los reiterados africanistas, Sanjurjo, Mola, Franco, Varela, Yagüe, Cabanellas, a los que se une el General Kindelan, destacándose entre ellos el General Franco que contaba con apoyos prometidos por las Cancillerías de Roma y Berlín, y que ya previamente se lo habían negado a Mola, cabeza visible de Sanjurjo, jefe virtual de la sublevación. Franco, al parecer, se decidió a sublevarse entre el 10 y el 13 de julio, incorporándose a la conspiración aprovechando la trama de un entierro del General Balmes, dirigiéndose a Tetuán, en el Dragón Rapide, donde le esperaba Yagüe, con las mejores tropas del ejército. El 18 de julio se proclamó el Alzamiento Nacional, bajo el ideario de generar una Dictadura militar que impusiera un nuevo orden social y un espíritu nuevo, declarando como objetivo político la conquista de España, aunque no a favor de la monarquía. La proclama de Franco en Canarias, hacía referencia a la restauración del orden y sofocar la revolución dentro de la República, felicitándose la mayoría católica porque estaban en la opinión y creencia de que el Frente Popular era un enemigo de la religión. En cualquier caso la conspiración fue un fracaso completo porque significó la Guerra Civil. El 19 de abril de 1937, en la “zona nacional”, todos los grupos políticos de derechas fueron amalgamados sobre la base de Falange Española Tradicionalísta y de las Juntas Ofensivas Nacionalsindicalistas, siendo su Jefe Nacional el General Franco, que a la vez era Jefe del Gobierno del Estado español, desde septiembre de 1936, siendo investido el 1 de octubre como Jefe del Estado.

El nuevo sistema político iniciado en el transcurso de la Guerra Civil, comenzó prohibiendo todos los partidos de izquierdas o liberales, contribuyendo los grupos conservadores de derechas a la formación de milicias, subordinados al mando militar. Franco desacredita el conservadurismo moderado apostado por la Falange, como principal movimiento político en la zona nacional, que sería la mayor fuerza organizadora de milicias de voluntarios, promovidas éstas por Serrano Suñer, cuñado de Franco, que había sido dirigente juvenil de la Ceda y amigo personal de José Antonio. Franco fusionaría Falange Española con el carlismo y el tradicionalismo, incluyendo los puntos programáticos de aquél partido.

El fin de la guerra no puso fin a la militarización del sistema judicial. El estado de guerra permaneció jurídicamente en vigor hasta el 7 de abril de 1948. Los crímenes políticos serían juzgados por Tribunales militares; Guardia Civil y Policía Armada, serían mandadas por Oficiales del ejército. El 9 de febrero de 1939, la Ley de Responsabilidades Políticas, cubriría todas las formas de subversión y ayudas al esfuerzo de guerra, e incluso los casos de pasividad, incluyendo a todas las personas integrantes de partidos políticos revolucionarios y liberales de izquierdas, pertenecientes a logias masónicas, sindicatos etc.

En 1939, octubre, predominaba ampliamente el estilo fascista, con las invocaciones rituales de “Franco, Franco”. El nombre del Caudillo aparecía en todas las fachadas públicas; su fotografía se colocaba en las oficinas, en los sellos de correos y en la moneda. Franco dirigirá el Estado hasta 1948 como si fuera un ejército, mediante Decretos personalizados; los militares coparán el 46% del Gobierno, y el 38% serán falangistas; el resto, otras familias ligadas a la Iglesia o de lealtades probadas. El Secretario General de FET y de las JONS, será el General Muñoz Grandes, organizador de la Policía de Asalto en la República.

En el periodo 1939 al 42, FET y de las JONS, alcanzaría la cifra extraordinaria de 932.000 militantes, teniendo la responsabilidad de adoctrinar políticamente a la población y en ella se incardinaba la delegación de propaganda del Régimen, así como la infraestructura política de nombramientos de Gobernadores Civiles y Alcaldes, que eran a la vez, Jefes Provinciales y Locales del Movimiento.

La política económica del nuevo Régimen se baso en la autarquía nacional, mantenida con austeridad y sacrificio, interviniendo el Estado, que traería el estraperlo generalizado o mercado negro de productos de subsistencia, que generó acaparamientos, de un lado, y desabastecimiento, de otro. Los datos dicen que 200.000 personas murieron como consecuencia de desnutrición y de enfermedades.

El Régimen con ocasión de la Segunda Guerra Mundial, mantuvo relaciones cordiales con el eje Roma-Berlín, gestionado por Serrano Suñer, proclive al nacionalsocialismo.

Terminada la Guerra Civil y aplastados los grupos y personas políticas contrarias, Franco intentó solucionar los tres problemas internos que discutían su poder: los militares, que reivindicaban la restauración de la monarquía; los falangistas que no aceptaban el liderazgo formal de Serrano Suñer, nombrando las bases un sucesor de José Antonio, Hedilla, desterrado por el Régimen; y los monárquicos, que pretendían la vuelta de Don Juan. Con los militares recelosos o querulantes tales como Queipo de Llano, Franco lo retiró al ostracismo; en la Falange incluyó a un camisa vieja de Valladolid, José Antonio Girón, nombrándole Ministro de Trabajo, destituyendo a Dionisio Ridruejo como Jefe de Propaganda, y nombrando nuevo Secretario General de FET y de las JONS a José Luis de Arrese, emparentado con la familia de José Antonio. Una gran solución para los problemas internos, fue el nombramiento de Carrero Blanco en calidad de Secretario Ejecutivo, que eliminó la actividad de Serrano Suñer. En 1942, surgen problemas entre militares, protagonizado por el bilaureado Varela y falangistas, que produjeron múltiples incidentes en diferentes poblaciones, destituyendo Franco al General Varela del Ministerio del Ejército, obligando a una reorganización ministerial en septiembre, pretendiendo un equilibrio que satisfizo a militares, falangistas, monárquicos y carlistas. De nuevo, en septiembre de 1943, afloró un descontento entre los altos mandos militares que entregarían una carta “impertinente” a Franco, a través del Ministro del Ejército, Asensio, solicitando la dimisión del General. Este complot que coincide con la presumible victoria anglonorteamericana y presiones de los monárquicos favorablemente resuelta por Franco, llevando al ostracismo a todos los desleales y elevando el rango y categoría de sus leales, entre ellos, Muñoz Grandes, García Valiño, Moscardo, Monasterio, etc.

Franco ante un memorándum elaborado por Carrero Blanco, a finales de 1942, expuso en el transcurso de 1943 y 44, en diferentes discursos y transferido a distintas Embajadas su teoría de las tres guerras en curso y de la actitud de España hacia ellas: neutral en el conflicto aliado y Alemania; a favor de Alemania contra el comunismo de la Unión Soviética; y a favor de los aliados contra Japón.

En 1943, los monárquicos y D. Juan instan al General para que restaure la monarquía, después de haberse producido el desembarco aliado en el norte de África. A mediados de 1943, Washington inicia una postura dura hacia Madrid, disolviéndose la División Azul a finales de este año. La política de los aliados en el transcurso de 1944, ya en la última fase de la guerra, se hizo más dura con el Régimen, recomendando en 1945 que las Naciones Unidas rompieran las relaciones con España y su Régimen.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, el Régimen era descrito por otros países como la última dictadura fascista. Ante ésta situación obtó por relacionarse más intensamente con notables católicos, con la Iglesia y el Vaticano y restar la influencia de la Falange y legitimar así un posible cambio de Régimen hacia la Monarquía bajo la regencia de Franco, promulgándose posteriormente el Fuero de los Españoles y la Ley de Sucesión.

En 1946, doce de diciembre, la Asamblea de las Naciones Unidas votó la retirada de reconocimiento diplomático internacional al Gobierno español, lo que apiñó más al Régimen, que acusó la influencia comunista y la influencia de un Estado supersónico, enemigos ambos de España, por lo que tuvo que apoyarse en países latinoamericanos, especialmente Argentina, donde Perón ayudó económicamente a España.

La Ley de Sucesión de 1947 declaraba al Estado Español constituido en Reino y que su Jefatura correspondía al Caudillo de España y la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, Francisco Franco Bahamonde. El futuro Rey debería ser varón, español, católico, más de treinta años y jurar defender las Leyes Fundamentales del Régimen y del Movimiento.

En el transcurso de 1946-1947 la insurgencia guerrillera llegó a su punto culminante, aumentado también la actividad de huelgas en el País Vasco y Cataluña que fueron reprimidas por la Guardia Civil, Policía y el Ejército.

lunes, 27 de octubre de 2008

MEMORIAS PEDRO EL CRUEL,CAPS VARIOS

El Rey Pedro , en Astudillo, goza de la paz junto a su mujer, María de Padilla, y sus hijos Beatriz, Constanza, Isabel y Alfonso.




CAPÍTULO LI



Hallándome sin diligencias, en situación de bienestar y acomodo, en Astudillo, me dí una tregua para disfrutar de los amores de mi mujer, María de Padilla, y del cariño de mis hijos, habidos con élla, Beatriz, Constanza, Isabel y Alfonso, y aprovechar la mucha paz de aquel entorno, después de dar licencia a mis Consejeros, Capitanes y Vicarios, a fin de que se recrearan en sus asuetos y holganzas, y que gozaran también del afecto de los suyos, o con quien convinieran, todos éllos lejos de mí, disponiéndome, mientras paseaba por las mañanas, plagado de aire limpio, que me hacía daño, a reflexionar sobre el tan traído y llevado asunto de la crueldad que se me atribuía, que trovadores y juglares venían recitando, recogido en el romancero, por plazas y castillajes, cuyos versos decían “unos dicen que es justo/otros dicen que mal hecho/que el rey no es cruel si nace/en tiempos que importan serlo, decires éstos y otros más incisivos y lacerantes, pagados por el clan de los Trastámara, los mas interesados en pregonar aquel calificativo, después de lanzar otras infamias, procedentes en su mayoría de Tello, haciendo correr el rumor de mi condición de judío y consecuentemente, bastardía, naturaleza aquélla que según él venía de una antigua relación de mi madre con un hebreo apuesto y distinguido, después de padecer élla el repudio de mi padre y por ende, la devoción de éste por Leonor de Guzmán, vertiendo la mala baba aquél Tello, fuera del balde, y escupir este mentidero, por doquier, con el animo de inflar su mala sangre bastarda y ensuciar con este insulto mi noble sangre, honra y linaje.

Lo cierto es que yo tenía el sentimiento de que no era un ser compasivo, singularmente con los que me habían hecho mal, así como a los míos, o a mis ideas, y causas, al tiempo que era incapaz de compadecerme de aquellos otros a los que no conocía, o que nunca habían llamado mi atención, y a quienes nada debía, y merecían de mi violencia o justicia, por su comportamiento desordenado, fuera de lo común, infringiendo lo indicado por las leyes, y esta impresión la tenía cuando yo iba pasado de joven, percibiéndome maduro, bien barbado y asentado, con brazo recio, capaz de mandoblear la espada a una sola mano y esgrimir con la otra, la misericordia, con excepcional habilidad.

Y si crueldad significa ausencia de compasión yo la poseía a raudales, y lo que si sé es que aquel vicio o virtud la tenía asumida en su nivel más alto, después de haber sido curtido y adiestrado por Martín López de Córdoba, en principio, para aguantar las consecuencias que conlleva la practica de la crueldad, y con su reiteración, tenerla por compañera para, a través de élla, hacer a la gente temerosa, convencido de que el temor, el miedo y el pánico al Señor empujan a los hombres a realizar buenas acciones, porque el temor al dolor y a la tortura que acostumbran y cultivan los Señores, hacen que los súbditos descarriados se conduzcan mejor que aquellos que se manejan con excesiva liberalidad y manga ancha.

Y de aquel tutor y luego General de mis ejércitos aprendí a obtener información del enemigo y del traidor practicando la tortura, ejercitándola directamente, o mediando con verdugos las maneras de introducir astillas bajo las uñas y luego prenderlas fuego; untar partes del cuerpo con melaza y miel, y cabalgar allí hormigas; suspender cuerpos en el aire y lastrar los pies con robustas piedras; colgar cuerpos desnudos por pies y manos, rozando las nalgas un metal acabado en punta hasta quedar empalados; y enjaular, abandonando a los allí torturados, a la intemperie, para luego arrojarlos por las pendientes de un cerro o despeñero.

Y todo esto que es cierto y así queda escrito, por haber sido yo entrenado, desde mi más violenta infancia, por mi padre, y luego por preceptores especializados en el arte de matar, primero, animales, empezando por pájaros y aves, luego, culebras, víboras, arañas alacranes, escorpiones, y más adelante cérvidos de toda condición, alternando estos bichos con enfrentamientos, casi cuerpo a cuerpo, con jabalíes agonizantes, usando de puñales, a la manera de dientes de un lobo feroz; y segundo, a cualquier hombre de guerra enemigo, enfrentado a caballo o a pie y hacer fuerza contra él y hendirle en la garganta el puñal, degollándole despacio, mirando a sus ojos, sin dar ocasión a perdonar su vida.

Y más evidente era que el oficio de rey yo lo tenía revalidado, cultivando, amén de la crueldad, otras virtudes, entre ellas la creencia de que yo era superior a los demás, como si mi persona tuviera carácter sacro, rozando con la divinidad, puesto en este mundo sin ordenación a nadie y a nada, pletórico de poder para ejercerlo de manera absoluta, con total desprendimiento, ignorante de las personas, consciente de que yo era la ley en mi reino, con capacidad justa para penar y matar, y lo más importante, sin sentimientos de culpa o contricción de cometer pecado, por hacer o no hacer, arguyendo siempre razón de Estado y bien común, según lo sentado y puesto en boga por los cristianos Tomistas en los púlpitos de las iglesias.

La cuestión esencial era indagar sobre la razón de mi crueldad, ignorando si ésta era o no justa, preguntándome cuál sería su origen y de dónde procedía, dejando a un lado las consideraciones citadas sobre su educación y adiestramiento, cobijándome más en los aspectos que hacían referencia a los recelos que desde niño yo sufría, motivados por las acechanzas y seguras venganzas de mis hermanos bastardos, cuidándome de ellos en el paso del tiempo, y de sus aliados, posibles traidores a mi causa y trono, que me podían perder y matar, de ahí mi continua y alocada desconfianza, que inexorablemente me conduciría a comportamientos caprichosos y extravagantes, chupando sin saber por qué prendas de lana, morderme las uñas, y lavarme excesivamente las manos, y cualquier otra parte del cuerpo que tuviera sudada, exagerando la pretensión de inmacular mi cuerpo sin nada de suciedad, motivo por el que impedí en la Corte cualquier tipo de contacto o saludo corporal, asunto éste que inflaría los bulos sobre mi carácter lunático, hablándose de mí que si yo no permitía el besamanos era por cuestión de mi crueldad o de menosprecio, conducta ésta, que Enrique de Trastámara y Tello lanzarían a todos los vientos, sirviéndose de cantamañanas para que vocearan por ahí de mi crueldad, publicando que yo tenía algo en la cabeza que me hacía irritable, impulsivo y colérico, secuelas de enfermedades padecidas y también, por mi cuerpo desarmónico y contrahecho, llegando al punto de afirmar aquéllos que el diablo se había anidado en las cuevas de mi cuerpo, expulsando del mismo los últimos alientos de mi alma.




































Una comitiva encabezada por el rey nazarí Muhamad V se presenta en Sevilla, en calidad de amigo y vasallo, celebrándolo el rey Pedro con desfiles, vítores, y ágapes, sirviéndole un festín al modo morisco, cocinado por almohades.




CAPÍTULO LII

Sevilla desde que se instalaron los árabes tenía nombre de musulmana, Isbiliya, conquistada por querencia de amor hace un centenar de años, después de largo asedio, por el rey Fernando, el tercero de los reyes castellanos, trasladando allí su Corte, cariño que alimentaría en su hijo, el décimo de los Alfonso, rey que levantó la primera iglesia en estas tierras, llamada de Santa Ana, aquella que fuera abuela de Nuestro Señor Jesucristo, y en acción de gracias por haber sanado al rey de una afección de ojos que le aquejaba, que luego yo multiplicaría, levantando iglesias después de un terremoto reciente que acabó con muchas vidas de cristianos y almohades, moros que eran mayoría de la población sevillana, erigidas aquéllas bajo la advocación de San Marcos, San Lorenzo, San Vicente, Santa Marina y otras, de carácter civil, pero impregnadas de caridad y amor a Dios, como un Hospital para los viejos, y también una Casa para las Arrecogidas, que allí llaman a las doncellas que pierden honra y virtud, entrepernadas, movido por la enorme deuda que yo debía a los santos del cielo y al Altísimo, por el cuidado que habían procurado de mi enfermedad en la piel, ya sanada.

Sevilla estaba vestida como si una doncella a desposarse fuera, engalanada con abalorios y mantales que colgaban de ventanas, balcones y terrazas, distinguiéndola como la ciudad más bonita y encantadora del mundo, perfumada élla con aires de poniente que atraían olores de azahar, mezclados con aromas de flores de naranjo y cerezo, hasta el punto de emborrachar mi sensualidad, lo que me empujaría a hermosear a todo aquello que mis sentidos olieran, miraran, escucharan y tocaran, saboreando al Guadalquivir como a un dulce de caramelo de almendra y coco, repleto él de vírgenes desnudas que se bañaban en calmosos espejos de agua, cruzando éllas, despacito, a nado, entre orillas, para encontrar amores y a quienes abrazar, y luego cobijarse para secar las mucha ansias de pecado y gozo. Sevilla era una maravilla, y aquella mañana más, dispuesta a recibir al rey nazarí, y amigo Muhamad, que en comitiva real, de más de quinientos, entre guerreros y servidores, atravesaba el primer puente del río, pasando junto a una torre que parece de oro, dejada a su derecha, y penetrar por las calles de Triana, regadas con pétalos de rosas y camelias, repletas éllas de cristianos, judíos, y bereberes que no paraban de aclamar y vitorear a aquel joven y gallardo monarca granadino, respondiendo él, a caballo, y los suyos, con saludos afectuosos y chirimías, acompañado de timbales, tirados por bestias, que hacían retumbar la tierra que se pisaba y trastear las mampostas de fachadas del camino, provocando este circo ambulante un espectáculo inusual, de noche de Reyes Magos, quedando todos y yo mismo, atónitos, por tan singular fuerza, frescura y belleza, desparramándose las gentes en bullicio, alegría y sones de felicidad, que harían de esta jornada una vivencia única para guardar en la mochila del recuerdo.

La procesión real y su comitiva, a la que me uní en su algarabía y contento, después de apretarme en ceñido abrazo a Muhamad, continuó por los andenes de la Catedral de Santa María, levantada ésta sobre una Mezquita Mayor y pasar después a la vera de una torre que llaman La Giralda, que es la más elevada, no sólo de Sevilla, sino de Al Andalus, a la que se puede acceder a su mayor altura con caballerizas, y desde allí atalayar la vega del Guadalquivir, deteniéndonos frente a mi Alcázar donde reservé al joven monarca uno de los palacetes, Alcazaba que integraba varias piezas para descansar, salas de baño, jardines con parterres hundidos, fuentes con surtidores y salones de embajadas, que serían del gusto de Muhamad, agradeciendo mi largueza y amable hospitalidad, retirándome por un tiempo de los aposentos a fin de que éste hiciera sus cuidados y modificara, si tuviera a bien, ropajes y vestidos, a fin de asistir al ágape que cocineros y coperos almohades habían organizado con la etiqueta de gran festín, servido el mismo en una tabla sin fin, sobrevolada en el suelo, sustentada la misma en pequeñas patas y cuñas, que hacía de mesa, ocupada élla por comensales notables, unidos a mí por lazos de fidelidad y demostrada devoción, todos, fuera de la costumbre de sentarse en bancadas, recostados éllos en el suelo sobre cojines o asentaderas que permiten apoyar los riñones o parte de las espaldas, sin cuencos donde recoger los alimentos que se sirvieran, y a falta de utillajes para acompañar los manjares, así como una menestra de condimentos revueltos, expuestos en una extensa fuente, desplazando los sirvientes desde las cocinas, los primeros, que consistían en bandejas de higos, pasas, confites, leche y miel, seguido de una sopa espesa, elaborada con gachas de harina y sémola que ellos llaman cuscus, donde flotaban unas pelotas a las que dicen albóndigas, hechas de carne picada de cordero, mezclada con especies y hierbas aromáticas, y para terminar, gallina ensalada con habas, espinacas y leches fermentadas, regado todo el festín con caldos de mostos de uva y jarabes afrutados de naranja y limón, excluyendo, por prohibidos, las carnes que procedieran de caza, singularmente jabalí, tan apetecido por los castellanos, y aquellos que viven de la carroña o se muevan a ras de suelo, y cualquier otro alimento que fuera tocado por infiel o mujer mestruante y muy singularmente condimentos que fueran revueltos de ajo y cebolla, agradeciéndome Muhamad estos detalles en el transcurso del ágape, diciendo: - Señor y amigo, quedo grato por tu hospitalidad, sellando desde ahora mi devoción por ti, y a Alá pongo por testigo que seré aliado tuyo cuantas veces me necesites, obligándome, desde este momento a abandonar lo que tuviere entre manos para servirte y acompañarte donde tú vayas, auxiliándote en la dificultad y en la guerra, y como muestra de lo que digo quiero, ante los tuyos, cederte, si vos lo aprueba, por el tiempo que conviniera, a los mejores guerreros entre los míos, capitanes, adalides y almocadenes de mis tropas y bajo ellos trescientas lanzas, moriscos en su mayoría, aunque entre ellos hay conversos procedentes de Valladolid, Segovia, Salamanca, Ávila, Roa, Arévalo, Ágreda, Briviesca, Burgo de Osma, Tordesillas y Magerit, en número de veintinueve, por los que pagué, por cada uno, cuatro mil trescientos veinte maravedís de ración y sesenta varas de tela-, señalando a varios de ellos para que se mostraran ante mí, permaneciendo estos a tres pasos, en compostura armada, presentándose el primero con el nombre de García de Jaén, diciendo que era converso y capitán de moros, y un segundo, Álvarez de Guadix, que era adalid, y un tercero, González Márquez, que se empeñaba en ser atabalero, y otro más, Benito de Marchena, ocupado como trompeta, preguntando yo, a la vista de ellos, después de admirar las espuelas que calzaban, sus adargas circulares, construidas de cuero, más flexibles que los escudos castellanos, vestidas de rojo y verde, y la cobertura de sus armas, usando espada corta y delgada con empuñadura pesada, al que decía ser capitán, por su quehacer, contestando aquél: -Señor yo soy uno de los tres capitanes de la guardia morisca de mi rey Muhamad, que Alá guarde, y tengo el empeño de cuidar su persona y a la gente de su Casa, en la guerra y en la paz, y hago la frontera en el reino de Murcia, liderando a mis guerreros en la toma de castillos, especializados en singular estrategia para asediarlos- y después de éste, el mismo Muhamad presentaría al adalid, diciendo de él que su rango venía señalado por ser individuo de buen seso, sabio, prudente, esforzado y leal, dependiendo de él, en la guerra, la manera de lograr agua y yerbas, y dónde hacer celadas al enemigo, y saber cuántos son y de qué manera guerrean, y también, conocer el modo de aposentar a los guerreros, sabiendo previamente atajos, después de situar atalayas y escuchas- concluyendo, después de lo visto y oído, que estos personajes , desde ya, se incorporasen a mis huestes con los rangos que tuvieren y que sirvieran en mi guardia personal, acoplados a la reducida escolta de cuarenta y ocho ballesteros y monteros de a caballo que yo tenía, procedentes éstos de la villa de Espinosa, población enclavada al norte de Burgos, ubicada en la montaña, gente ésta que, desde el Conde Sancho García de Castilla, por tradición venía ejerciendo la guardia de la Cámara Real de los Reyes de Castilla.




















Hinestrosa, Embajador en Portugal, a la vuelta de negociar alianzas con aquel reino, cuenta el sucedido amoroso del rey Don Pedro de Portugal con su favorita doña Inés de Castro, y la manera de cómo este rey obligó al pueblo y a la Corte a reconocer a Doña Inés como su reina, sentada en el trono, cuando era ya un cadáver.




CAPÍTULO LIII



Hinestrosa de vuelta de Portugal, enviado por mí a la corte del rey Pedro, negoció y cerró en mi nombre alianzas favorables que permitían a Castilla comerciar, junto a Portugal e Inglaterra, por los mares del norte de Europa y Cantábrico, protegiéndonos de la flota francesa, y de paso, pactar con los genoveses, que tenían puertos concertados con Castilla en las inmediaciones de las desembocaduras del Guadiana, marinos ellos que navegaban y comerciaban, en las dos orillas del estrecho de Gibraltar, y por el litoral del Mediterráneo, tocando la mayoría de las costas donde existían ensenadas naturales y rincones de guardamar, que salvaban a las galeotas y naos del viento y oleaje, enfrentados sus intereses y actividades mercantiles a los aragoneses que abanderaban a catalanes y mallorquines con la pretensión de dominar Cerdeña y Sicilia y mas allá del ducado de Neopatria y Albania.

La audiencia y despacho con Hinestrosa fué largo no sólo por las cuestiones singulares pactadas con aquellas naciones sino por el interés y emoción que arrastraban ciertos personajes conocidos por él en el recorrido de esta complicada embajada, centrándose aquél en el rey don Pedro, protagonista de una historia de amor que tenía encandilados a los reinos cristianos, conocida por mí en algunos de sus capítulos más dramáticos por haber tomado yo parte en lo que concierne a buscas de asesinos interesados y depósito de los mismos en mazmorras a disposición de la justicia de Portugal, manifestando Hinestrosa sobre lo mismo, lo que sigue:

-Señor, las palabras que voy a decir no son resultado de la mejor inteligencia y razón por venir yo, debido a emociones recientemente vividas, algo cegado de entendimiento y confundido por el desasosiego que me ha producido el rey Pedro que unos llaman el Severo, por su conducta juiciosa y ecuánime y otros, el Justiciero, por condenar a sus enemigos con penas sobradas, y que ahora llaman el Cruel, poniendo el pueblo el cascabel y sambenito de lunático y desvaído, por estar fuera de si, y constatar este sentimiento por la compaña que él hace a pie, sollozando por el camino, al féretro, tras el cadáver de la que fuera su mujer, Inés de Castro, andares y caminatas que realiza por las noches, como alma dolida en pena, yendo y viniendo por aldeas y villas de Portugal, al objeto de que el pueblo venere a su amada y reconozca como su reina, después de haberla desenterrado con sus propias manos, aderezando los restos de su cuerpo, ya maltrecho, puesto casi en esqueleto, y tras ser rescatado llevarlo hacia sus aposentos para allí palparlo en su cámara y acoplarse con él en el lecho, según testimonios de sus mas fieles servidores, previamente perfumado y vestido con tules, sedas y terciopelos, y también enjoyarlo con anillo sellado en su mano, y sentarlo en Lisboa, en el salón del trono, con corona, a la derecha del rey Pedro, obligando éste, con gente armada a que los presentes de los Estados de las Cortes de Portugal hinquen sus rodillas ante la reina muerta y allí en hinojos, doblegados ante la parca, el terror, y la crueldad, besen, uno a uno, el resto de la osamenta de la mano de la fallecida Inés, en señal de respeto y veneración, manteniéndose esta audiencia macabra por más de cinco días, pasando por allí toda la nobleza, Ordinarios de la Iglesia, funcionarios y yo mismo, y cualquier persona que tuviera o representara algo de poder o influencia en ese reino, y por estos alocamientos están confundidas las gentes, a lo que se unen rumores que anuncian la voluntad del rey de erigir y levantar un mortuorio al modo de pirámide faraónica, cercano a Coimbra, donde trasladar y depositar el cadáver de la reina, testando el rey Pedro que cuando él muera le entierren junto a élla, de lado los dos, pegados, mirándose, de modo que cuando amanezcan a la nueva vida, en la compañía de los santos, lo primero que vean estos amantes reales sean sus ojos y rostros-, guardando después de lo dicho Hinestrosa un largo silencio tras comprobar mi aturdimiento y no decir palabra hasta que yo le pregunté el motivo de estos desatinos que lindaban con la locura o la posesión del diablo, contestándome Hinestrosa:

-Señor este drama nació desde el momento que el rey de Portugal Alfonso IV negoció esponsales para su hijo el infante don Pedro, ahora rey de Portugal, con la Infanta de Castilla, doña Constanza, hija de don Juan Manuel, quien tenía por dama de compañía a una hermosa doncella, hermana de Juana de Castro, que con vuestra venia y consentimiento goza de la dignidad de ser Reina de Castilla, además de señora de Ponferrada y Condesa de Lemos, aquéllas, hijas respectivas del traidor Fernández de Castro, puesto en fuga junto a Enrique de Trastámara después de la derrota de la conjura de Toledo, y acompañar la susodicha Inés a doña Constanza a Portugal, enamorándose el Infante don Pedro, al instante por un pellizco de amor, de doña Inés, nada mas contemplar su hermosura, al primer golpe de ojo que aquel vertiera con su mirada, sorprendido por la delicadeza y ternura de aquella doncella, abandonando don Pedro, pasado corto tiempo, a su esposa, con la que tuvo un primogénito, amor aquel, que si lo hubo, fue desplazado de manera ardiente por el Infante hacia doña Inés, correspondiendo la doncella con superior vehemencia, viviendo felices los dos, entregados al idilio, muchas veces a escondidas, fuera de la frontera portuguesa, en la raya con Castilla, debido a las intrigas y persecuciones que el rey Alfonso batía sobre los enamorados, enemigo acérrimo de esta relación, recibida aquella extraña favorita como si concubina fuere y recogida a veces en la Corte bajo el manto del Infante, con quien tuvo cuatro hijos, todos, mientras vivía y reinaba la menospreciada Constanza, sin que nadie en Castilla levantara una lanza por ella, a excepción del propio rey Alfonso, que fue su adalid y valedor, que viendo en peligro su descendencia legitima al trono, a través de su nieto Fernando, frente a los hijos habidos por Doña Inés, mandó dar muerte a esta intrusa y favorita, logrando entre la mesnada de criminales a un grupo de sicarios, por vos conocidos, liderados por Pedro Coello, Diego López y Álvaro González, quienes dieron muerte con alevosía a Inés de Castro degollándola, a la vista de sus hijos, luego huidos los asesinos a tierras de Castilla y prendidos por soldados y justicias de Vuestra Majestad ,y entregados al Infante don Pedro de Portugal, que los mataría como nunca fue conocido en procedimientos de tortura, sacándoles él mismo, en vida, los corazones, por la espalda, y luego arrojarlos en partes y proporciones más pequeñas para que fueran engullidas por los traidores que habían auxiliado a la comisión de aquel asesinato, acusando el Infante don Pedro a voces como canalla y asesino a su propio padre, levantando gente armada para hacer la guerra contra él, iniciando una contienda civil que perduraría en ese reino hasta la muerte natural del rey Alfonso IV, ocurrida ésta recientemente, antes de salir yo de la frontera de aquel reino, ordenando el nuevo rey don Pedro silenciar aquel reinado por nefasto y como si Alfonso IV no hubiera existido, proscrito su recuerdo e imagen en cualquier escritura documental que anteriormente se emitiese, así como efigies en piedra y moneda donde se retratara su imagen, imputando en los bandos delito a cualquiera que pronunciara su nombre y llevado a galeras si alguien se rebelara o pusiera en armas por defender la causa de aquel asesino-, dicho esto por Hinestrosa, a lo que yo añado y escribo que aquél fue mi abuelo, y el voceador de la acusación, el hermano de mi madre, mi tío, el rey Pedro, con quien Castilla, a través de Hinestrosa, había negociado, con enormes ventajas, alianzas que cubrían mis espaldas frente a aragoneses y franceses, aparte de iniciar una política de expansión marítima y comercial entre los dos reinos que se extendería no sólo por el Mediterráneo, sino por las costas africanas para llegar a las Canarias.






















Se cuenta como una escuadra aragonesa dispara bolas de fuego a las embarcaciones atracadas en el puerto de Sanlúcar, momento en el que el rey Don Pedro, junto a su hijo Alfonso, participan en la pesquera de atunes, en el caladero de una almadraba, incidente éste que se multiplica por afectar aquel fuego artillado a unas galeazas genovesas, allí fondeadas, que motivará una declaración de guerra de Castilla al reino de Aragón.




CAPÍTULO LIV



Corrían tiempos de primavera en Sanlúcar, villa costera, marcada por una luz sorprendentemente blanca que contrastaba con el azul del mar, aldea donde dominaban los vientos de poniente que sanaban enfermedades, y municipio en el que las brisas marinas aliviaban el calor del estiaje, ya presente, rincón éste encantador donde mi familia y yo gozábamos, y en especial aquel día, junto a mi hijo Alfonso, que de amanecida, decidimos patronear un falucho, escoltado por un lanchón y dos bajeles, y buscar que el viento llenara velas y tensara escotas, y que el barlovento nos impulsara hacia la zona de la pesquera de los atunes, caladero en el que se concentraban mas de veinte embarcaciones, entre chalupas y barcazas, abarloadas ellas, de modo que no dejaban resquicios por donde los atunes pudieran escapar, formando la flotilla de naos un círculo sobre el que pendía una enorme red construida por los armadores, que ya no eran vasallos de los Guzmanes, sino de la Corona, después de que mi padre les retirara la condición de feudatarios por felones, desposeyéndoles de esta industria que ocupaba a más de mil familias, entre Ayamonte y Gibraltar, convocados por estas fechas a faenar mediando instrumentistas en tamboriles, que era el modo de reclutar a las gentes para ocuparse de la marinería y pesquera.

La almadraba, cuando mi hijo y yo nos incorporamos, estaba efervescente, como si una caldera inmensa de puchero al horno fuera, brotando del agua burbujas, revoloteadas por la acción de las aletas y agonías de los atunes, que se revolicaban en la cárcel de agua, presos entre las redes y barcazas, buscando éllos sitios de libertad por donde navegar, plegando los pescadores, a fuerza de brazos, la red que traía de manera atropellada los remolinos de pescado, y al lado de ellos, otros marinos, provistos de bicheros con los que clavar el aguijón curvado en sus lomos y enganchar a cada uno de los atunes, por más de sesenta kilos, y luego heridos y rociados de sangre izarlos para depositar esta pesca en las sentinas de los buques, que llenas estaban de aquellos humores, produciendo esta pesquera tumulto y turbulencias de júbilos, chillando mi hijo más que ninguno cuando enganchaba una toñina y vuelta con otra, mirándome de contento, lleno de pasión por el disfrute que la pesca le proporcionaba, sumándome yo a esta alegría como si un marino fuera, pasando por mi parte a la sentina del barco más de veintitrés atunes, con una levantada, en el transcurso de la jornada, por más de setecientos kilos, esfuerzo éste que desentumeció los músculos que hasta este momento tenia agachados y entumecidos.

En esta faena estábamos cuando un marinero armado de un bajel de mi escolta tocó a silbato señal de alarma después de haber visto asomar velas, en el horizonte, libando los límites de las tierras del otro lado del estrecho, con bastantes paños en sus arboladuras y presumir desde la lejanía la probable presencia de una flota, tal vez enemiga, procedente del Mogreb que podría invadir la costa, situación catastrófica que rompería la almadraba en un santiamén, abandonando los aparejos y pertrechos, disponiéndose los barcos en hilera para navegar y emproarse hacia la orilla al objeto de salvaguardarnos en el puerto de Sanlúcar donde fondeaban cuatro galeazas genovesas que habían cargado aceites y especias para comerciar, dispuestas ya para salir del mismo ,maniobra que sería detenida ante el posible peligro que se atisbaba y afrontar desde ese puerto y castillaje las defensas de Sanlúcar, que ya se alertarían a la vista de aquella flota, que resultó, después de ver abanderamientos y pendones, aragonesa, en número de doce galeras, aproximadamente de cincuenta metros de eslora, y siete de manga, de veinte a treinta remos por cada lado y dos mástiles de velas latinas, acercándose tras nosotros, a todo trapo, en dirección al puerto de Sanlúcar, en rumbo frontal como si tuviera intenciones de abordarnos.

Desembarcados en el puerto y atracados los buques cada uno en su sitio, nos refugiamos a la carrera en el castillo desde donde vimos y comprobamos, con enorme sorpresa, como desde aquella flota lanzaban, a través de catapultas, bolas de fuego en dirección al puerto, abandonando los genoveses sus embarcaciones, haciéndose aquellos aragoneses con ellas y su mercancía, a las que abordaron y plegaron con su escuadra para dirigirse hacia los mares de Portugal, gobernada esta flota, según el pendón enarbolado, por el almirante Francisco Perelló, que posteriores informaciones confirmaron mayordomía de la casa real aragonesa, y embajador de esta corona en Francia, que fue la monarquía que entregó estas galeras al rey Pedro de Aragón para hostilizar, en calidad de aliado, a los ingleses, incidente éste de carácter muy grave, que me obligó a enviar, con credenciales suficientes, a mi secretario privado Gil Vázquez de Segovia para que se presentara ante la Corte aragonesa, en Barcelona al objeto de conminar a aquel rey la retribución de esta ofensa y la devolución de los buques y mercancías capturadas, bajo advertencia de declaración de guerra, que el rey Pedro de Aragón no quiso escuchar y atender usando del recurso que debía de oír primero a su almirante Perelló para conocer su versión del incidente y tomar entonces, en justicia, las decisiones que procedieran, viéndome obligado ante esta afrenta, falta de aprecio, y retribución, a ordenar, que a través de gente armada, en Sevilla, fueran detenidos todos los catalanes que allí residieran, y apresarlos con cadenas en bodegas de castillos, que lo eran por más de mil , en su mayoría acomodados y de larga fortuna, interviniendo mis Merinos sus haciendas y poderes, de modo que Castilla, en catorce días, pudo armar, fruto de esta expropiación una flota de dieciséis galeras bien pertrechadas que serían botadas y dispuestas a la mar, bajo el mando del Almirante Egidio Bocanegra, que ya estuviera al frente de la escuadra con mi padre Alfonso, participando en la batalla del Salado, capitaneando las naves genovesas, ordenando Bocanegra, a sus segundos ponerse tras la escuadra aragonesa, que al parecer ponía rumbo hacia el puerto de la Rochela, no encontrándola, después de navegar durante doce días, volviendo la misma a los puertos de Sevilla, donde unos artilleros y guarnicioneros estaban preparados para pertrechar con mamparos recios a las galeras más robustas y mejor arboladas por jarcias consistentes, acoplando en cada una de ellas arietes y espolones en sus proas para embestir a buques enemigos y abrir en sus panzas brechas de aguas, y una santabárbara donde dejar la pólvora y catorce bombardas, cinco a cada bancada de bando y cuatro en el castillete de proa.

La bombarda de la que escribo era un cañón construido a semejanza de los toneles, con aros, hechos con aleaciones de cobre y estaño, de manera que la caña o tomba, por donde circula el proyectil, no se quiebre, y una recámara, unida por cuerdas a dicha caña, donde se alojaba la pólvora, con un oído o taladro por donde inyectar un hierro ardiente con el que encender la pólvora y disparar balas de piedra, llamados bolaños, entre quince y veinte kilos, que disparadas en tiro rasante podía alcanzar los mil trescientos metros, y si el tiro era curvo, doscientos metros, con la salvedad de que las cañas debían adoptar forma de campana para este tipo de disparos.

Pertrechada la flota de esta guisa dí la órdenes al almirante Bocanegra para que en fechas próximas saliese de Sevilla y se hiciese a la mar y estuviera a la espera de que se unieran a esta escuadra otros buques, bajo su mando, del reino nazarí, que saldrían del puerto de Málaga, junto a otras genovesas, uniéndose en el trayecto otras galeras portuguesas, y que todas juntas se dirigieran a la toma de los puertos de Alicante, Orihuela, Guardamar, Ibiza, Mallorca y luego a Barcelona, y por el río Ebro penetraran hasta Zaragoza para unirse con el ejército castellano que se estaba organizando en Molina de los Caballeros, a las órdenes de Gómez Carrillo y Fernández de Toledo.
















Comienza la guerra entre los Pedros, invadiendo el rey de Castilla los territorios de Aragón con un ejército, previamente concentrado y acampado en Molina de los Caballeros, villa desde donde arrancaría la conquista de las plazas de Zaragoza, Teruel, Calatayud y otras más, a la par que la flota de Castilla asedia la fortaleza de Guardamar de Segura.




CAPÍTULO LV



La guerra que hice a Aragón la inicié en Molina de los Caballeros, villa de frontera situada al nordeste de Guadalajara, feudo que lo era de mi primo don Fernando, Infante de Aragón y Marqués de Tortosa, que junto a su madre, doña Leonor, que fuera Reina de Aragón, y su hermano Juan, vivían en Castilla, bajo mi protección, aunque no gozaban de mi confianza y afecto, por el contrario sentía yo por ellos odios redomados, exiliada esta infame familia del reino de Aragón, debido a la persecución y requisitorias que pesaban sobre éstos y que mantenía el ahora Rey de Aragón, Pedro IV.

Molina de los Caballeros, cruzada de norte a sur por el río Gallo, era villa cercada y amurallada con lienzos de sillar de piedra, que se adecuaban a la morfología del terreno, levantándose la muralla del suelo entre los ocho y diez metros, a lo largo de su recorrido, y con una sóla compuerta al mediodía que se liberaba mediante cuerdas y poleas que permitían accesos controlados a la misma, y cerca de élla se alza un cerro donde existe un castillo roqueado que se ajusta al escarpe del mismo, con irregular altura de sus lienzos y paramentos, jalonado por treinta almenas, con ocho torres, situadas en sus ángulos, construido él en tosca mampostería.
Al frente de las huestes y mesnadas, que en el transcurso del Otoño iban a allegarse para constituir un ejército situé a Hinestrosa, que se hizo acompañar por su secretario privado, Gonzalo González de Lucio, pariente suyo, y emparentado en línea de segundo grado con mi mujer, María de Padilla, sujeto éste que no era muy de mi gusto, por su mal encaraje, y al parecer, con mala baba, al que conocí, después de ser presentado por Hinestrosa, con ocasión de las vistas de Tejadilla, acompañándome en la bandería, entre mis cincuenta caballeros que allí me escoltaron frente a los conjurados de Toledo, y que luego pasado tiempo, a instancia de Hinestrosa fuera colocado como tenedor del castillo de Aguilar de Campoó, en calidad de carcelero, reteniendo, a la espera de pago de rehenes, a muchos caballeros toledanos y también a algún Obispo, como es el caso del titular de la sede de Sigüenza, por el que el Papa de Avignon me pagó una escandalosa fortuna, en florines de oro.

Hinestrosa caudillo del ejército que se estaba formando, sería auxiliado por los capitanes Gómez Carrillo y Gutier Fernández de Toledo, juntando en el alfoz de Molina de los Caballeros, y en los castros, junto al río Gallo, tres mil seiscientos de a caballo, y doce mil quinientos veinte, de a pie, entre infantes, arqueros y artilleros, y además suficiente maquinaria de guerra, así como intendencia bastante para cubrir una invasión que podría durar, según mis cuentas, más de un año.

El objetivo de esta guerra, radicaba en terminar con el reino de Aragón y anexionarlo, por derecho de conquista, a Castilla, y acabar definitivamente con el contencioso por la posesión, en conflicto, de territorios, que eran Murcia y Valencia, a lo que había que añadir mi deseo irrenunciable de venganza contra este rey aragonés que llaman el Ceremonioso, por inclinarse él hacia el bando y causa de aquélla Blanca de Borbón, ahora recluida en los carcelajes del castillo de Medina Sidonia, y de los Conjurados toledanos, poniendo en peligro el trono de Castilla, después de lograr yo alianzas con Portugal y el reino nazarí de Granada, aparte de conseguir aquéllas, debidas por relación de vasallaje de los Infantes de Aragón, don Fernando y don Juan, así como de mis hermanos Fadrique, Tello y Juan, que extrañamente se unieron a este ejército, sin que yo los reclamase, y nada a cambio me piediesen, aunque advertí a aquéllos capitanes y a Hinestrosa que desconfiaran de estos bastardos, y que de vez en vez pusieran celadas al objeto de testimoniar sus lealtades o probables traiciones.
A nadie extraña que en esta guerra la ciudad de Valencia fuera considerada como plaza estratégica, centro mercantil de Aragón y Cataluña, seguida de la ciudad de Zaragoza, por su activo comercio fluvial con otras villas y ciudades, a través del río Ebro y desde Tortosa, así como Alicante y Barcelona, en función de la calidad excepcional de sus muelles y puertos comerciales, auténticos portones de mercancías a negociar a través del Mediterráneo, plazas éstas que desde un punto de vista militar había que considerar, y más cuando las circunstancias en torno a mí eran propicias, soplándome en la cara vientos favorables de poniente que reflejaban composturas y ánimos para hacer la guerra, animándome a ello mi tesorero, Samuel Leví, diciéndo de continuo que la hacienda de Castilla estaba sobrada de tesoros, y de doblas de oro, y también el bueno de Diego de Padilla que me decía que mucha gente armada se apuntaba a esta guerra porque Castilla garantizaba buenas soldadas y además, atenciones futuras con retribuciones espléndidas, no sólo en botines y rapiñas inmediatas, sino en futuras mercedes de tierras y negocios, mientras que, por el contrario, en Aragón, la depresión y el caos se hacían presentes, con escasísima población, tras la peste negra que asoló a muchas comarcas, matando a pueblos enteros, aparte de que este reino estaba muy ocupado en guerras continuas contra genoveses, corsos y sicilianos, y defender, por encima de sus posibilidades, enormes territorios lejanos, espacios ésos que llaman del turco.

A finales de Otoño aquel ejército se puso en marcha, guardando muy bien sus flancos y retaguardia con caballería ligera, muy equipadas sus tropas, dirigiéndose el mismo con la mayor parte de sus fuerzas hacia la franja de entretierras de Zaragoza y Teruel, y una porción de huestes hacia tierras de Ágreda a fin de protegerse de inesperados ataques que procedieran por la espalda, conducidas por navarros y señores de La Rioja, que podrían acudir en auxilio de los aragoneses, arrasando Hinestrosa con este ejército por los sitios donde la jinetería con sus caballos pisaban, tomando sin dificultad las plazas amuralladas y encastilladas de Tarazona, Calatayud, Teruel, y Zaragoza, éstas, abandonadas por su incapacidad defensiva, después de huir toda su población, defensores y guerreros incluidos, ante el pánico que atajadores, exploradores, y timbaleros hacían sonar con sus fuertes atronadas, dejando los fugados, en los caminos, restos de su hacienda, animales, carruajes y cualquier vianda que no pudieran transportar por su peso, acelerando el paso a la carrera por la velocidad que traía la cara del miedo, que era mi cara, a la que atribuían toda la maldad posible, como si yo el mismo diablo fuese, hasta el punto de abandonar los fugados, en las orillas del camino, a sus familiares más impedidos y con escasos recursos para defenderse, entre ellos ancianos y niños, que al poco tiempo y al paso, serían degollados, sin compasión, por los jinetes nazaríes.

Al mismo tiempo que esto sucedía y la invasión podía acabar en victoria total, la flota castellana, bajo el mando del Almirante Bocanegra, tomó rumbo hacia Alicante, uniéndose en Guardamar cuatro embarcaciones nazaríes que junto a las naos portuguesas y genovesas hacían una fuerza naval de veintiséis embarcaciones, concentrándose esta flota en las inmediaciones de la orilla de esta fortaleza que tiene un castillo en la cimera de un monte rocoso, éste muy alargado, con sólidos muros de tapiales y sillarejos y que hace sombra a un poblado amurallado que atraviesa el río Segura, aldea ésta y castillaje que sería bombardeada por las galeras que tenía esta artillería en sus castilletes de proa, asediando a la población por cuatro días hasta que un temporal de Levante se hizo presente, de forma inesperada, trayendo consigo enormes vientos y altos oleajes, con mar encabritado, que harían muy difícil la navegación, dispersando a la flota, buscando cada una de las embarcaciones un refugio, en dirección al norte, reuniéndose, pasado tiempo, con mucho esfuerzo y habilidad, mostrada por marineros, en Calpe, y luego, en Denia, donde se concentrarían aquéllas al mejor abrigo del Mediterráneo, donde hay un espejo de agua tranquila que guarda el abrazo cariñoso de una ensenada natural, protegida ésta por un monte inmenso que llaman de Dios, por ser altísimo y muy bello, y que tiene un promontorio o cabo que es el más occidental de estas tierras cristinas, lugar éste muy excelente, desde donde Bocanegra mandaría acondicionar aparejos, cabullería, escotas y mamparos, muy dañados por aquel temporal, y hacer los almacenajes de alimentos que fueran necesarios para ir, con muchas prisas, a la conquista y bloqueo de Ibiza y Mallorca, donde se cobijaba la flota aragonesa.

martes, 6 de mayo de 2008

ORDEN GENERAL NÚMERO 4160 DE 24 DE JULIO DE 1920

Se insta a las Comisarías para que tramiten denuncias y detengan en su caso a los que infrinjan el reglamento de 23 de julio de 1.918, referentes a vehículos y circulación de motores mecánicos insertando entre otras normas, las que siguen:- prohibición de circular vehículos sin matricula.- prohibición de faros o luces que deslumbren y sonidos desagradables.- reducir la velocidad en el interior de poblaciones sin exceder el paso de un hombre en parajes estrechos e infrecuentados; y teniendo muy en cuenta la prioridad de los tranvías; advirtiendo que en Madrid dentro del casco los vehículos “circularán por la izquierda”.- los conductores irán provistos de un permiso expedido por el Gobierno Civil de la Provincia inhabilitando los concedidos por Ayuntamientos.- se prohibe circular a vehículos con matriculas extranjeras.

ORDEN GENERAL NUMERO 1629 DEL DÍA 18 DE ENERO DE 1.913

Se dan instrucciones precisas sobre el servicio de rondas policiales en el transcurso de la noche, que marcharán por parejas al paso ordinario, con itinerario prefijado, revistando a otras parejas en tránsito.En este orden general se regula el modo de prestación del “Servicio de Ciclistas Policiales” recorriendo varios distritos con puntos de parada y descanso. Se destaca la peculiaridad de esta Orden cuando señala a los ciclistas de que todos estarán en disposición de hacer uso de la máquina inmediatamente para dar alcance a cualquier coche o automóvil que después de causar un atropello tratase de huir, como, así mismo, a todo malhechor que habiendo causado algún daño, intentase escapar o para transmitir una orden urgente.

ORDEN GENERAL NUMERO 327 DE 10 DE FEBRERO DE 1.909

Por Real Orden de 8 de febrero de 1.909 su Majestad el Rey dispone crear el puesto de Jefe Superior de Madrid con tratamiento, uniforme en actos de gala, distintivos especiales, coches de servicio y lacayos.El tratamiento será de Ilustrísimo Señor. Concurrirá a todos los actos públicos con el Gobernador Civil de la Provincia, ocupando el primer lugar después de dicha autoridad, salvo que acompañe al Gobernador Civil el Alcalde o el Presidente de la Diputación Provincial, en cuyo caso el Jefe Superior se colocará en segundo lugar a la derecha del Gobernador Civil si concurren las dos autoridades mencionadas; y si concurre una ésta se situará a la derecha y el Jefe Superior a la izquierda, sin que ninguna autoridad pueda interponerse.El uniforme para actos oficiales de gala usará el establecido para los Jefes Superiores de la Administración Civil del Estado llevando como distintivo oficial una faja de seda de los colores de la bandera nacional. De paisano usará fajín análogo al de los gobernadores civiles pero con los colores nacionales. Llevarán bastón y de paisano portarán una placa pequeña con el escudo de España y leyenda “Jefe Superior de la Policía Gubernativa” en sitio no visible.Los cocheros y lacayos para los coches oficiales del Jefe Superior llevarán una rapela de color verde claro y en la parte central de la misma otra pequeña con los colores nacionales, teniendo en el centro un botón dorado.

LEY ORGANICA DE LA POLICIA GUBERNATIVA DE 27 DE FEBRERO DE 1908

la Policía Gubernativa está constituida por los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad, a las ordenes del Gobernador Civil en cada provincia.- el Cuerpo de Vigilancia lo constituye un Comisario General en Madrid; un Inspector General en Barcelona; Jefe de los Servicios de Vigilancia y Seguridad de la provincia; un Secretario de la Comisaría General de Madrid y un Secretario de la Inspección General de Barcelona; Comisarios; Inspectores; Agentes; Aspirantes; Vigilantes; Escribientes y Ordenanzas.- se ingresará al Cuerpo de Vigilancia mediante concurso, reservándose a esta vía a los que procedan de Sargentos y Cabos licenciados de la Guardia Civil, de Carabineros, del Ejército y Mozos de Escuadra, entre 23 y 40 años, que acrediten buena conducta y alcancen la estatura mínima de 1.66; y mediante oposición en la clase de Agentes a través de ejercicios orales y escritos.- los opositores que acrediten ser abogados o que hablen/escriban idiomas y que aprobaren, figurarán a la cabeza del escalafón.- las vacantes de Secretarios de Comisarías y de las Inspecciones Generales se proveerán por elección del Ministro o por oposición entre Comisarios que sean abogados.- Agentes, Inspectores, Inspectores Jefes de Distrito y Comisarios cesarán a los 60 años. Los Vigilantes a los 58 años.- las vacantes de Escribientes se proveerán por concurso debiendo someterse los aspirantes a un examen oral y escrito de gramática, aritmética, organización judicial y reglamento de Policía Gubernativa, reconociendo como preferencia conocimientos de taquigrafía, mecanografía, idiomas, etc.- el Cuerpo de Seguridad estará compuesto por un Jefe y por el número de comandantes, Oficiales, Clases y Guardias que establezca la Ley Presupuestaria. Las vacantes de Jefes de Seguridad se proveerán por Coroneles/Tenientes Coroneles de la Guardia Civil o por individuos de igual graduación del Ejército.- el ingreso en los Cuerpos de Seguridad será previo reconocimiento y examen de aquellos licenciados y retirados de la Guardia Civil, de Carabineros, del Ejército, entre 23 y 45 años; y para la plantilla de Barcelona los que procedan del So Maten y Mozos de Escuadra.- los individuos de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad tendrán derecho a solicitar excedencia voluntaria por un año, y las correcciones disciplinarias serán la separación, suspensión hasta 11 meses, postergación perpetua y pérdida de 1 a 100 puestos en el escalafón.- se anuncia la reglamentación de “Auxiliares de la Policía Gubernativa” encargados de la vigilancia nocturna y de los edificios destinados a vecindad y establecimientos públicos.

sábado, 5 de abril de 2008

VIKIPEDIA SE HACE ECO DE LA OBRA DE JULIODE ANTON

Han ilustrado la historia de Pedro I los trabajos de Tubino, Merimée y Burck, al igual que Guichot (1878) en su Ensayo de vindicación del reinado de don Pedro I de Castilla y más recientemente, Las memorias de Pedro el cruel: ¿Rey templario?, ¿Rey Judío? de Julio de Antón, Don Pedro I el Cruel, un rey entre la realidad y el deseo de Jaime Passolas Jáuregui, Pedro I el Cruel: Un monarca contra la nobleza de Manuel Barrios y Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara: ¿La primera guerra civil? de Julio Valdeón Baruque.
En la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, se guardan al menos 16 manuscritos que ilustran la vida del famoso monarca.

sábado, 29 de marzo de 2008

Alcina/Sabino y las cartas del Principe Felipe

Este blog se hace eco de un comentario firmado por Monarquía Confidencial,donde escribe textualmente lo que sigue : ¿Quién ha filtrado las cartas personales del Rey de España a su hijo, el príncipe Felipe, mientras éste cursaba su último curso de bachillerato en el College School de Lakefield (Canadá), entre los años 1984 y 1985? Esa era la pregunta que hace dos días nos hacíamos en Monaquía Confidencial cuando acababan de ser publicadas por José García Abad en su último libro: "El Príncipe y el Rey".Pues bien, con los datos que ya apuntábamos podemos deducir que la filtración más importante de documentos procedentes de la Casa del Rey se ha debido a la falta de control sobre un libro. El libro que escribió José Antonio Alcina sobre el Príncipe y que nunca llegó a ver la luz.Efectivamente, aquel libro no fue publicado, pero sus primeras versiones, capítulos y galeradas, que incluían aquellas cartas, sí fueron conocidos por varias personas vinculadas a la entonces editorial Planeta. Y no solo por ellos. Sabino Fernandez Campo, como Secretario General que era entonces de la Casa del Rey y, por supuesto, José Antonio Alcina, intermediario en la recepción de las cartas en Canadá, no sólo conocían su existencia sino que eran conscientes de que estas habían cruzado el umbral de la intimidad entre padre e hijo y ya estaban en boca y letra impresa de unos cuantos. La salida en 1993 de Sabino y Alcina de la Casa vino a alejar a dos de los protagonistas de aquella historia aun inconclusa.Ni que decir tiene que, desde entonces, las diez cartas han sido uno de los platos más codiciado de muchas editoriales. Sólo había una pega. Que las cartas habían sido retiradas por la Casa Real de la circulación, es decir, del libro nunca publicado de Alcina. No confundir con el que publicaría Plaza y Janés años después.El hecho de que haya sido una editorial como El Siglo la que finalmente haya editado el libro añade pocos ingredientes a la historia, aclarada su vinculación con el autor. Más pistas da el hecho de que haya sido La Esfera de los Libros, la editorial de El Mundo dirigida por Ymelda Navajo, la que distribuye el libro en kioskos y librerías. Ayer mismo la Casa Real, a través de un portavoz manifestó, mediante una nota difundida por la agencia Efe, "la sorpresa" por la publicación de las misivas. El comunicado, que llega un poco tarde, solo añade un nuevo dato a la historia de las cartas: el temor a que este tipo de filtraciones se repitan. Pero ¿es que se puede repetir

ALCINA,¿PERDIÓ O NO LAS CARTAS DEL PRINCIPE FELIPE?

Jose Antonio Alcina, que fuera ayudante/ secretario del Príncipe de Asturias, desde 1984 a 1993 y nunca profesor o preceptor ,como así le satisface ser evocado /reconocido ,desempeño que ningún documento pueda avalar y aducir para certificar tal condición , custodió, y tal vez filtró (según la periodista Paloma Barrientos y reiterado esos comentarios en múltiples medios de comunicación ) las cartas que emitió desde Zarzuela S.M el Rey a su hijo durante su estancia en Canadá en el transcurso del año 84-85,siendo aquellas utilizadas para ilustrar la obra de aquel Ayudante -Secretario “Felipe VI. Así se formó el Príncipe”, narración farragosa ,construida sobre la base del aburrimiento y que olvida/ignora ,con mala fe, muchas lagunas, según Manuel Sainz Pardo y Toca, cronista y profesor de Creatividad de los trece cursos programados por la Casa Real para la formación extraescolar de SAR el Príncipe Felipe(1976- Agosto, 1984,periodo que coincide con el encargo de SS.MM a Julio de Antón ,en calidad de Preceptor con presencia diaria en Zarzuela, desde las 17,30 horas hasta las 21 horas , incluso vacaciones Marivent , durante nueve años y por ende Coordinador/Director de aquellos cursos y seleccionador de aquellos expertos y profesores), documentación y hechos que pueden ser constatados por la Casa Real y plataforma de profesores extraescolares (Mariano Haro, Sánchez Paraíso, Pérez de Tudela, Pascual del Riquelme y un largo etcétera ,hasta 219 especialistas y expertos, los más cualificados a nivel del Estado español, en actividades de aire libre, deportes, animación socio-cultural, creatividad, convivencias en acampadas y albergues con seiscientos niños y adolescentes de diferentes regiones españolas y procedencias sociales, etc) y que se está organizando a fin de paliar y corregir los muchos errores que se han trasmitido sobre la formación y educación de S.A.R ,conduciendo aquel Ayudante , a través de las páginas del libro aludido, a relatos que alcanzan la consideración de falsos /erróneos, y además, escrituras que nunca contaron con el apoyo y aprobación directa de la Casa Real (Paloma Barrientos, Vanitatis.com,25/03/2008, Las cartas “perdidas” del Principe Felipe)).

sábado, 1 de marzo de 2008

Julio de Antón , responsable de la educación extraescolar de SAR el Principe de Asturias

La editorial Qiota se hace eco de la noticia , referente a que el pasado 27 de Febrero del 2008, SAR el Principe de Asturias recibió en audiencia al educador, historiador y escritor serrano de Quintanar , Julio de Antón , al objeto de recordar los trece cursos coordinados y dirigidos por él ,programadados y financiados por Zarzuela, para la formación extraescolar del Principe, en el transcurso de los años 1976-1983 .


En dicha audiencia quedó evidenciado que la formación extraescolar de SAR el Principe de Asturias, en los periodos de niñez y pubertad( nueve a dieciseis años) fue de la mano de aquel serrano ,que fuera su Preceptor, designado por SS.MM. los Reyes de España a principios de 1976, apoyado por más de doscientos treinta educadores , entonces , los más cualificados de España , citándose entre ellos, González Grenn , Rodriguez de la Fuente, Perez de Tudela, Pascual del Riquelme, Mariano Haro, Sánchez Paraiso, Roland Burger, Martín Barroso, Cuadra Salcedo, Lombau, y un largo etcétera, todos y cada uno especialista en creatividad, tiempo libre, naturaleza, deporte,animación sociocultural, supervivencia y convivencia.


Julio de Antón expuso a SAR ,en el transcurso de la audiencia,que los Cursos extraescolares celebrados en la Molina , Jaca, Vinuesa, Palma de Mallorca, valle del Jerte, etc, cumplieron con cuatro objetivos básicos, 1º.-ayudar a SAR a madurar y socializar su personalidad, 2º, ayudar a SAR a aprender habilidades en la naturaleza, deporte, estudio ,facilitando creatividad e imaginación; y 3º, a convivir , experiencia ínédita que puso a SAR en contacto con niños y jóvenes "iguales", procedentes de las zonas donde se impartían los cursos ,previamente seleccionados los niños por delegaciones adminnistrativas competentes.


De otro lado, Julio de Antón ,junto con una plataforma de aquellos superespecialistas y educadores que contribuyeron a la formación de SAR, están dispuestos a cualquier tipo de reividicación de su quehacer como educadores sustantivos ,frente a biografías obsoletas ,llenas de falsedades y que han intentado ocultar aquella noble tarea , como la de J.A.Alsina , militar ,como así mantiene uno de los creativos que acompañaron en los citados cursos, el educador y escritor Sainz Pardo en su Manucristo de cinco tomos sobre la formación extraescolar de SAR el Principe Felipe.

lunes, 11 de febrero de 2008

LAS CHECAS POLICIALES según Julio de Antón

Manuel Muñoz Martínez, Director General de Seguridad, diputado en Cortes por Izquierda Republicana y grado 33 de la masonería convocó a mediados de Agosto de 1936 en el Círculo de Bellas Artes a representantes de partidos políticos y organizaciones sindicales que integraban el Frente Popular, acordándose entre los que asisten la constitución de un Comité Provincial de Investigación Pública, que en contacto con la Dirección General de Seguridad se encargaría de la represión, erigiéndose en Checa, la cual resolvería, sin limitaciones y formalidades, los asesinatos que procedieran. Ese Comité integró secciones y “Tribunales”, funcionando hasta finales de Agosto en los sótanos del Círculo de Bellas Artes, trasladándose después al número 9 de la calle de Fomento, recibiendo el nombre de Checa de Fomento, que operó hasta su disolución en noviembre de 1936. La Checa de Fomento no disolvió al resto de las Checas, contribuyendo, por el contrario, a reforzar la autoridad de otras, que remitían asuntos y detenidos. El “Tribunal de Fomento” decidía los acuerdos de libertad, asesinato, o cárcel. En caso de asesinato el “tribunal” entregaba a los detenidos a una “brigadilla”, constituida por cuatro individuos y un responsable, destacando entre éstos un anarquista, Antonio Ariño Ramis, alias el catalán, ejecutor de esta Checa. La Dirección General de Seguridad facilitaría a la Checa de Fomento los ficheros y relaciones de antecedentes que a la misma interesara para sus actividades de persecución, conociendo aquella entidad el balance diario de las actuaciones del Comité de Investigación Pública (1).

En los últimos meses de 1936 existieron Checas dependientes directamente de las Autoridades del Frente Popular para tareas de investigación pública, entre ellas la Checa de Bellas Artes y Fomento. También existieron “Puestos especiales de vigilancia”, bajo la dependencia de la inspección General de Milicias Populares, que en número de 35 Checas constituyeron la base de las milicias de vigilancia de retaguardia, lugares donde frecuentemente se hacía entrega de detenidos por las Comisarías y Dirección General de Seguridad.

Por orden del Director General de Seguridad, Manuel Muñoz, se resolvería que los haberes que se pagaran a los jueces, agentes y milicianos de la Checa de Fomento saliesen del saqueo con ocasión de registros, preferentemente entre religiosos y sacerdotes. Jueces y Tribunales funcionaban de forma ininterrumpida, actuando las brigadillas de agentes para ejecutar a personas en carreteras y cementerios, en horas de noche y madrugada. Estos agentes pasarían adscritos a través de las Milicias de Vigilancia de Retaguardia a los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad.

Al disolverse la Checa de Fomento en noviembre de 1936, entregaría al Gobierno del Frente popular 472 cajas de alhajas y objetos de oro y plata, producto de expoliaciones, distribuyéndose previamente treinta mil pesetas por juez. Estos jueces formarían inmediatamente un Consejo de Policía, presidido por los comunistas Santiago Carrillo y Segundo Serrano Poncela, recayendo en este último el Orden Público en Madrid, cuando esta capital fue abandonada por el Gobierno, constituyendo “un Consejo de Orden Público” siendo este último el que daría la orden de extraer de las cárceles millares de presos para luego ser fusilados en Paracuellos del Jarama, Torrejón de Ardoz, etc.

La Checa de la Secretaría Técnica del Director General de Seguridad y “Escuadrilla del Amanecer” con sede en Alcalá 82, tenía como función primordial poner a disposición al resto de las Checas y Milicias toda la información disponible que se tenía en los archivos y ficheros policiales, así como librar órdenes a Prevención de la misma Dirección General de Seguridad y resto de cárceles para que entregaran presos cuyos asesinatos, así se resolvieran. En el ámbito de la Secretaría figuraban un grupo de individuos denominado “Escuadrilla del amanecer” así etiquetado porque actuaban a esas horas para realizar detenciones y registros, contando entre sus miembros a varios guardias de asalto, entre ellos, Valero Serrano, uno de sus más destacados. Esta escuadrilla haría entrega de muchos de sus detenidos a la Checa de Fomento, siendo elogiado su quehacer por sus frecuentes actuaciones en el Heraldo de Madrid que constataba 486 detenciones y 200 registros, figurando entre aquéllos el Capitán Valdivia, que fuera Director General de Seguridad y luego ejecutado.

La Checa del Subdirector de Seguridad, ubicada en Marqués de Cubas 19, dependía directamente de Carlos de Juan Rodríguez, nombrado el 1 de julio del 36 y que dimitiría el 24 de octubre del mismo año, sustituyéndole Vicente Girauta Linares. El responsable inmediato de esta Checa era un mallorquín, Elviro Ferret Obrador, asistido por agentes profesionales de la Policía. La Checa de Marqués de Cubas se distinguió por sus asesinatos y crueles malos tratos, extendiendo su actividad a las poblaciones cercanas de Madrid. En el saqueo de la Cárcel Modelo del 22 de agosto de 1936, Elviro Ferret junto a milicianos sacaron de la misma al Ex jefe Superior de Policía de Madrid, Don Pedro Rivas y al General Fernando Capaz, que serían asesinados. Carlos de Juan Rodríguez sería promocionado en Mayo de 1937 al cargo de Director General de Seguridad, siendo Ministro Julián Zugazagoitia Mendieta, socialista, integrado en el gobierno del doctor Negrín. En su huida/traslado a Barcelona se haría acompañar del tan referido Elviro Ferret, instalando allí una Checa en el 54 del Paseo de Gracia(2).

La Checa de Atadell lleva el nombre del militante socialista Agapito García Atadell, tipógrafo, leal a Indalecio Prieto. Esta Checa estaba constituida en su mayoría por un numeroso grupo de improvisados agentes de la autoridad, que fueron agregados a la Brigada de Investigación criminal, funcionando de manera autónoma, ubicándose en un hotel incautado en Martínez de la Rosa nº 1, con la nominación de “Milicias Populares de Investigación, de García Atadell”. La Checa se componía de 48 agentes, actuando de segundo jefe, Ángel Pedrero García, y como jefes de grupo, Luis Ortuño y Antonio Albiach Chiralt.

La Checa de Atadell gozaría de gran prestigio entre los políticos siendo apoyada fervientemente por la Agrupación Socialista Madrileña y por la prensa, que continuamente elogiaba sus servicios, dedicados preferentemente a tareas informativas sobre ideología política y religiosa, y muy especialmente todo lo referente a la posición económica de personas, información que era suministrada por la organización sindicalista de porteros de Madrid.

A finales de octubre el tan renombrado García Atadell pretextando un servicio de espionaje, acompañado de dos secuaces abandonó España rumbo a Marsella y luego regresando a España para ir a Sudamérica a efectos de vender el tesoro que desplazaba hasta su detención en Santa Cruz de la Palma por fuerzas del Alzamiento, siendo fusilado y considerado como traidor por el Gobierno Republicano.

Existe constancia en el Archivo Central de la Policía en documento manuscrito anónimo, registro nº 210, transferido al Archivo General Histórico, referente a García Atadell, Agapito que fue ejecutado a las 9 de la mañana del 15 de julio de 1937, según certifica en interesante informe la Jefatura Superior de Sevilla, donde constan datos de las vicisitudes de su vida, huida y detención en Las Palmas. Una nota informativa dice que el referido pertenecía a la Juventud del Partido comunista desde 1922, siendo detenido dos veces en ese año, en 1924, y ocho veces en 1926(3).

La Checa escuadrilla “los linces de la República” se instaló en la sede de la Dirección General de Seguridad, constituyendo un grupo de agentes de seguridad y asalto, en situación de retenidos permanentes y que actuaban bajo la dependencia directa del Director General de Seguridad, Manuel Muñoz, a fin de realizar registros y detenciones. Los linces de la República estaban liderados por el Teniente de Asalto Juan Tomás Estalrich y un capitán de milicias, Emilio Losada, que fuera empleado temporal de Estadística del Ayuntamiento de Madrid. Esta escuadrilla se relacionaba preferentemente y de forma constante con la Checa de la calle Fomento, donde estaba ubicado el Comité Provincial de Investigación Pública, y con la Checa de Atadell.

La Checa de Marqués de Riscal nº 1 dependía directamente del Ministro de la Gobernación, Ángel Galarza y Gago, que tomó posesión el 5 de septiembre de 1936 y que nombrara Subsecretario a Wenceslao Carrillo y Alonso. Esta checa estaba dedicada esencialmente al servicio de escolta personal del Ministro y a la protección del edificio del Ministerio. Estaba dirigida por Alberto Vázquez Sánchez. La mayoría de sus componentes eran milicianos del círculo socialista del Sur, y el resto, integrantes de Izquierda Republicana. Esta Checa acompañaría a Valencia al Ministro de la Gobernación con ocasión de traslado del gobierno del Frente Popular, debido al acoso de los sublevados en Madrid, en noviembre de 1936, instalándose en Santa Úrsula, de aquella población, constituyendo allí una policía política que permanecería hasta 1938, bajo el nombre de “departamento especial de información del Estado (D.E.D.I.D.E.).

La Checa de Fuencarral, instalada en el nº 103 se constituyó en Comisión de Información Electoral Permanente y como consecuencia de ello tenía la información más extensa y completa de los vecinos de Madrid y muy especialmente la ideología de aquéllos. Esta Checa estaba adscrita a la Agrupación Socialista de Madrid, completándose con un grupo de agentes de policías, recién nombrados, afiliados al Partido Socialista y bajo el mando de dos profesionales de la Policía , Anselmo Burgos Gil, y David Vázquez Baldominos, éste, pasado tiempo, Comisario General de Policía. Julio de Mora sería el responsable directo de esta Checa, acreditada por sus innumerables detenciones y entregas para ejecución a la Checa de Fomento. Julio de Mora, albañil, en 1938 sería elevado al rango de Coronel y más tarde, Presidente de la Comisión depuradora del Cuerpo de Asalto, acabando como Jefe supremo de la DEDIDE.

Mención aparte de estas Checas fue la Checa de la Comisaría de Policía de Buenavista. En este sentido es necesario destacar que en la mayoría de las Comisarías de Distrito de Policía de Madrid, la deflacción de policías profesionales, en el transcurso de la insurrección y de la contienda, se hizo evidente, motivado por sucesivos abandonos, separaciones del Cuerpo, encarcelamientos y asesinatos. Los policías profesionales que quedaron después de innumerables procesos de depuración se encontraban cohibidos ante la enorme losa y presencia de personas leales al Frente Popular, que ejercían mando y además constituían el mayor número de personas presentes en las Comisarías, integradas en las Milicias de Vigilancia de Retaguardia y que hacían constantes entregas de detenidos para pasarlos después a la Checa de Fomento.

La Checa de la Comisaría de Buenavista estaba mandada por un profesional de la Policía, Luis Omaña, catapultado por el Frente Popular desde la categoría de agente a la de Comisario. Esta Checa integraba a pocos policías profesionales, muchos milicianos y Guardias de Asalto. Omaña estaría asistido por un segundo jefe, Santiago García Imperial, un forajido que cometería multitud de asesinatos y saqueos.

Concluyendo, parece evidenciarse que desde un principio el Frente Popular prescindió de las Fuerzas de Orden Público, desconfiando de ellas. El Cuerpo de Vigilancia y Seguridad y la Guardia Civil serían sustituidos por las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia. En este orden el Comisario General de Policía, adscrito a la República, Teodoro Illera Martín, en declaración ante la Causa General manifiesta que los nuevos agentes nombrados por la Dirección General de Seguridad procedían a detener a personas desafectas, la mayoría de las veces de forma arbitraria. En esos momentos surgen radios comunistas que ejercen funciones policiales con autonomía y libertad, denominándose a éstos como grupos de “incontrolados”. Aquellas radios, y no los policías, son los que verdaderamente controlan la calle y actúan en domicilios.

La policía tradicional y profesional de siempre, que tuvo que quedarse, tuvo muy poco que ver con Checas e “incontrolados”, por lo que “incontrolados”, milicianos y nuevos agentes policiales en vez de presentar detenidos en Comisarías lo hacían en la sede de la Dirección General de Seguridad o en la Checa de Fomento, y otras próximas al lugar de actuación y que merecieran confianza. Los Comisarios en los Distritos cuando pudieron imponerse, después del primer momento revolucionario, evitaron muchos atropellos, aunque todos tuvieron que padecer como ayudantes a dos individuos por Comisaría de la disuelta Checa de Fomento, con funciones de control político en la Comisaría, al igual que se realizara por los Comisarios de Guerra en las diferentes unidades militares del ejército.



1.- Las Checas eran edificios o parte de los mismos que fueron incautados por el Frente Popular en el transcurso del primer momento revolucionario para instalar comisiones represivas, con facultades limitadas de privación de libertades y realización de asesinatos, siguiendo el modelo del soviet. Las Checas se multiplicaron, adoptando variadas denominaciones según fuera su procedencia socialista, comunista, comités de vecinos, cenetistas, poumistas, etc. En Madrid funcionaron más de doscientas veintiséis Checas, todas ellas con carácter autónomo, y con apoyo de las Autoridades, siendo dotados numerosos chequistas de carnés de agentes de la autoridad, y premiados, pasado tiempo con el ingreso en la Policía y otras Fuerzas de Seguridad.

Marxistas y anarquistas ocuparon templos y conventos para establecer las checas, entre otros el Convento de las Salesas Reales en San Bernardo, 72; Convento de la Plaza de las Comendadoras; Iglesia de Santa Cristina, etc.



2.- Del listado extenso relacionado por la Causa General, creada por Decreto de 26 de abril de 1940, instruida por el Ministerio Fiscal para conocer la actividad criminal de las fuerzas subversivas desde 1936, destacamos aquellas Checas específicamente vinculadas a la actividad policial o a la represión, entre ellas a saber:

o Checa oficial del Comité provincial de investigación pública, en Alcalá 40.
o Secretaría Técnica de la Dirección General de Seguridad y escuadrilla del Amanecer en Alcalá, 82.
o Checa de las Milicias de Vigilancia de Retaguardia en Almagro, 38.
o Checa a cargo de Guardias de Asalto en Alfonso XII, 14.
o Checa policial batallón la Pasionaria, Ronda de atocha, 21, 23 (Escuelas Salesianas).
o Checa del comité rojo de la Guardia Civil, cuarenta fanegas de Chamartín (Colegio Infanta María Teresa).
o Checa de Milicias de Vigilancia de Retaguardia, Don Pedro, 10.
o Checa de Policía afecta a la Agrupación Socialista Madrileña en Fuencarral, 103.
o Checa del quinto regimiento de milicias populares comunistas, Francos Rodríguez, 5.
o Checa dependiente del Subdirector de Seguridad, Marqués de Cubas, 19.
o Checa dependiente del Ministro de la gobernación, Ángel Galarza en Marqués de Riscal, 1.
o Checa de las Milicias Populares de Investigación, en Martínez de la Rosa, 1.
o Checa del comité depurador de la Guardia Civil en Cuesta de Santo domingo, 6.
o Checa de la Brigada Especial en Serrano, 108.
o Checa anarquista Spartacus, de depuración de la Guardia Civil de Madrid en Santa Engracia, 18, dirigida por el Teniente García Jumilla.





3.- El Comisario don Antonio Lino, en fecha 5 de agosto de 1937 se encuentra en Francia después de haber podido escapar de la peligrosa persecución que se organizó contra él en Madrid. Al mismo tiempo era detenido Agapito García Atadell, y en relación a su detención y proceso, aquel Comisario dirigió una carta abierta al director de ABC, Sevilla, donde escribía lo que sigue:

“Muy señor mío:
Cuando en los primeros momentos en Madrid, fue nombrado Agapito García Atadell, así como otros milicianos algunos de ellos con antecedentes por delitos comunes para desempeñar funciones de policía, fue destinado a la primera Brigada de Investigación Criminal, de la que yo era Jefe. ¿Quiere esto decir que quedó a mis órdenes?. Nadie que conociera el Madrid de aquel tiempo puede pensar semejante cosa. En realidad, Atadell no sólo no estaba a mis órdenes, si no que actuaba con tal independencia y tal poder que él hacía y deshacía a su antojo, sin consultar sino con los amigos que en el Gobierno tenía y con los comités revolucionarios en que desde antes del 18 de julio de 1936 figuraba.

Atadell tenía su “cuartel general” en un hotel de la calle de Martínez de la Rosa, número 1, y allí despachaba directamente, bien con el Director de Seguridad, bien con determinados ministros, concediendo incluso audiencia a los miembros del Cuerpo diplomático que lo solicitaban, siempre a fines humanitarios, por parte de los diplomáticos.

La Brigada de García Atadell estaba compuesta exclusivamente por agentes de policía de nueva creación y por milicianos, sin que hubiera entre ellos ni un solo agente ni inspector de la verdadera Policía, de la que llamaremos Policía antigua. Estoy seguro de que ninguno de estos se hubiera prestado a la menor complicidad en los crímenes que la tal brigada cometía.

¡Dar yo órdenes a García Atadell! ¡No se hubiese reído él poco si yo lo hubiese intentado alguna vez! ¡Y no habrían sido decisivas las consecuencias para mí, en caso de que se me ocurriera darle alguna orden!.

García Atadell era jefe de la brigada, ordenador de detenciones, indultador, sentenciador, fusilador y cuanto quisiera; y su poder era prácticamente absoluto.

Desde que se inició el movimiento, yo hacía una vida de verdadera reclusión en unión de diversos Agentes, Inspectores y Comisarios; unos que prestaban servicio y otros que se refugiaban en los despachos de la Dirección o mejor dicho de la Brigada; no salíamos de allí casi nunca; en el despacho comíamos y cenábamos todos juntos, y cuando nos disponíamos a ganar la calle, lo hacíamos en grupo y armados, a consecuencia de las constantes amenazas que sobre nosotros pesaban; la salida, uno a uno, constituía un positivo peligro. Dormían en mi propio despacho, aparte comer y cenar juntos, de suerte que pasábamos en comunidad las veinticuatro horas del día”.


FUENTES DOCUMENTALES CONSULTADAS

- Órdenes Generales Policiales 1931-1939, depositadas en 20 tomos enel Archivo Central de la Policía.
- Gacetas de Madrid y Republicana, 1931-1939, depositadas en el Archivo Central de la Policía.
- Colección Diario Dieciséis: Historia del Franquismo.
- Hemeroteca Nacional.
- Museo documental Archivo Central de la Policía.
- Listado relacionado Cuerpos y Fuerzas de Seguridad 1931-39, Boletín Oficial del Estado.
- Colección fotográfica – Guerra Civil Española, Hugt Thomas, Ed. Urbión, 1937.
- ANTÓN, Julio de, Policía y Guardia Civil en la España Republicana.
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