miércoles, 6 de noviembre de 2013

SEMBLANZA DE JOSE LUIS PINILLOS

Corría el año 1970 ,tras recibir clases de      Cruz Hernández y Lázaro Carreter  en  la Universidad de Salamanca, Colegio Anaya, sede de la facultad de filosofía y         Letras    y ubicarme ,pasado tiempo,  en Madrid  en la facultad de filosofía pura , edificio  A, esquinado ,frente a Derecho,  primer piso izquierda,  que albergaba tres aulas ,donde impartían clases magistrales de Epistemología , Crítica, Filosofía de la naturaleza , Gnoseología, Lógica  ,disciplinas en las que destacaban profesores archiconocidos y emblemáticos, entre otros Rábade , Palacios, Saumells  y por supuesto el profesor José Luis Pinillos. Allí ,en aquellas  vetustas aulas ,  incapaces de recibir alumnado por encima de treinta , recibíamos enseñanzas no más de diez  aprendices de filósofos,  cifra de disc entes que quedaba obsoleta, reducida más de las veces  a una triada , que daba sensaciones  de trabar  clases particulares , totalmente cercanas ,próximas ,cara a cara, de modo y manera que tocábamos el aliento  y no hacía falta elevar la voz .

En ese contexto brillaba José Luis Pinillos, profesor Catedrático de Psicología, que cada tres días impartía clases a la semana y en jornada de todo un  curso, explicando su libro la “  Mente humana” y otras cuitas ,más situadas en el terreno de la filosofía, que era su condición natural.
Pinillos frente a los demás profesores que impartían clases en dicha facultad , apostaba por la comunicación directa , sin ambages, sin cientifismos, apoyado en la  expresión adecuada y bajar de la peana, del púlpito , es decir , a pie, dictando sus lecciones al paso y encarándose con cualquiera de  sus discípulos , tratando de convencer, ya  que su modo de decir era caliente, acogedor,  asertivo  y pedagógico.

Seguramente su presencia docente  en la faculta de filosofía pura me animó a cursar Psicología con la intención de no perderle de vista ,aunque fue triste mi decepción ,ya que el bueno de Pinillos solo impartía clases en la citada facultad en cursos de doctorado, consecuentemente pasé de Pinillos a Cencillo que trajo de Alemania  el Psicoanalisis , singularmente Lacán ,aunque todo se inundaría con  Freud, Jung, Adler y con ellos  toda la jerga del inconsciente, que determinaba y definía la personalidad.

Más tarde en los cursos de doctorado tuve la suerte de que aquel ilustre profesor impartiera una de las asignaturas, ”Modificación de Conducta” , que paso a paso fue derribando la teoría del inconsciente de la escuela psicoanalítica, que tanto me había apasionado.

Y un  día de esos que tenía el ángel de cara soltó una expresión que me conmovió “el hombre que no cambia está muerto”, ilustrando el proceso de cambio en la filosofía y su importancia en la búsqueda de la verdad .


En el cambio me he instalado, querido profesor, para no estar muerto, aunque tú has pasado a mejor vida , sin cambiar, por lo que elevo al altísimo preces para que te reconforte y sigas “viviendo”.